⭒⭒Narra Kioko⭒⭒
Ese día no se me va a olvidar nunca, todo lo que viví se ha quedado grabado en mí, tanto en mi mente como en mi piel.
Aquel día, o mejor, aquella mañana, deseé no haberme levantado nunca.
Caminaba junto a mi hermano, como era de costumbre, todo había sido muy... Común, el desayuno que siempre tomo, la música que siempre escucho... Mi rutina diaria.
Sabía que Josuke tenía cosas que hacer por la mañana, por lo que hoy, tras dejar a mi hermano, caminaría sola.
Pero nunca logré dejar a mi hermano.
Me encontré con Rohan, El señor Kujo y Koichi, por lo que nos paramos a hablar.
La lluvia era bastante intensa, pero igual pude distinguir un sonido extraño entre ella, no fui la única, el señor Kujo también se giró, pero igualmente lo descartaba, él no creía que fuera un grito suyo.
Ahí fue cuando comencé a preocuparme, Josuke no era muy puntual, pero este retraso, el grito con su voz... Todo me resultaba muy extraño.
En medio del silencio que la lluvia había dejado tras dejar de caer, Koichi recalcó el estruendo de una casa pensando que podía ser una explosión de gas.
El pánico me rebosó, y lo único que logré hacer fue agarrar a Haruto del brazo.
-Esa persona está herida- Koichi señaló a un hombre que se tambaleaba.
De pronto se escucharon sirenas de ambulancias que acercaban rápidamente a nuestra escena.
Tambien aparecieron Josuke, que se encontraba malherido, y Okuyasu, junto a un niño pequeño.
Rohan miró la foto que sostenía y se dio cuenta que aquel niño era Hayato Kawajiri, el niño de la nueva familia de Kira Yoshikage.
Kira cayó al suelo de rodillas devastado por la anterior pelea con Josuke, pero mi mirada estaba concentrada en Josuke, quien estaba de pie de milagro.
Una enfermera apareció para ayudar a Kira. La enfermera se arrodilló a su lado mientras trataba de explicarle a Kira que una ambulancia estaba de camino, pero Kira estiró la mano y la enfermera la agarró pensando que lo que Kira necesitaba era consuelo. Pero Kira la transformó en una bomba.
Jotaro todavía no podía pelear, se encontraba bastante lejos, y la pobre enfermera estaba siendo utilizada como rehén sin saberlo, teniendo la idea de que ella estaba haciendo una buena acción.
Josuke quería seguir peleando, pero Hayato avisó del poder oculto de Kira, retroceder en el tiempo, por lo cual, todo lo que habíamos logrado, malherirlo y dejarlo en un estado vulnerable, no hubiera servido de nada.
Kira estuvo manoseando la mano de la enfermera mientras le contaba sobre su vida y su fetiche, el cual le llevó a matar a muchas mujeres a lo largo de su vida.
Jotaro comenzó a correr hacia él, y antes de que Kira lograra activar a Bite the Dust, Koichi usó su nuevo stand y aplastó la mano de Kira, logrando que Jotaro paralizara el tiempo y lográramos derrotarle.
Kira estaba en un estado delirante en el suelo, cuando de pronto, una ambulancia retrocedió sin ser consciente del humano allí tumbado y le aplastó la cabeza con las ruedas. Cubrí la mirada de mi hermano en mi pecho, mientras el crujido del cráneo silenció a todos los que estábamos ahí.
{°°•}
Esa misma tarde quedé con Josuke, caminamos por un buen rato en silencio.
-Estaba tan asustada, te veías tan... Herido...- Josuke me abrazó para tranquilizarme.
-Pero estoy bien, ¿Ves?- Asentí mientras Josuke me llevaba por las calles a un sitio que me sonaba bastante.
Estábamos en el callejón de Reimi, donde por fin su alma pudo descansar en paz. Habíamos ido todos a darle una cálida despedida, y ella se marchó con una sonrisa.
-Kioko- Me llamó Joseph -Nosotros nos marchamos mañana a primera hora, me gustaría que cuidaras de Josuke-
-Delo por hecho, señor Joestar. Señor Kujo- Hice una reverencia y volví con Josuke.
-¿Qué te han dicho?- Preguntó Okuyasu.
-Que cuide de Josuke- Josuke puso una cara de molestia.
-Solo porque eres mayor que yo no significa que seas mi niñera-
Acompañamos a Okuyasu y a Koichi a sus casas y caminé un rato con Josuke.
-Pero, ¿De verdad me vas a vigilar?-
-Pues claro que no, tienes 16 años- Dije mientras le golpeaba el hombro -O qué, ¿Eres un bebé de 192 meses?-
{°•°}
...
Todo lo que había pasado seguía rondando en mi cabeza.
La cabeza aplastada, los gritos... Todo se reproducía en mi cerebro una y otra vez.
Traté de distraerme mientras terminaba los cuadros de Josuke, logrando avanzar bastante.
Durante todos esos meses fui entregando los trabajos a medida que los iba terminando, y tras la aprobación de Rohan.
Obtuve la nota más alta de clase y mis cuadros fueron expuestos en el aula de plástica.
-Wow- Dijeron Okuyasu, Koichi y Josuke al ver los cuadros en la pared.
-Me quedaron bien ¿Verdad?-
Para celebrarlo, todos nos fuimos a la hamburguesería más cercana tras las clases.
-Pero de veras que tienes talento- Okuyasu dijo.
-Eres tu que ves a Josuke muy guapo- Dije bebiendo mi refresco.
-Pues a lo mejor.-
