Capítulo 22: Cama y Mesa

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Lucifer despertó exaltado, cayendo del sillón que funcionaba cómo su cama, su cuerpo estaba empapado en sudor, su mente apenas reconoció que el lugar donde estaba era su propio departamento. Talló un par de veces sus ojos hasta estar plenamente consciente de su entorno. Se levantó y prendió su celular para ver la hora, aún era demasiado temprano, a penas las seis y media de la mañana, en un lunes, un día que parecía falto de esperanza. Suspiró con pesar, trató de volver a conciliar el sueño por un rato más, pero no dejaba de dar vueltas sobre el pequeño espacio donde dormitaba. Se levantó, nuevamente, tratando de no hacer ruido para no perturbar el descanso de su amigo. Preparó una taza de café, acomodó las cobijas, dejándolas dobladas para poder guardarlas después. Tomó su libreta, dónde anotaba la mayoría de sus composiciones, las que no le mostraba a Alastor.


Jugó con las hojas, revisitando sus escritos con nostalgia por los tiempos más simples, los tiempos en los que no parecía tan complicada la vida, antes de las flores, las enfermedades, las responsabilidades laborales, cuando la única preocupación era pasar un examen. Todo eso, ahora se veía tan lejano, el tiempo avanza, no se detiene, y parece que no alcanza para hacer todo lo que deseas. Dejó a un lado la libreta, sorbiendo del amargo líquido para despertar un poco. Entró a sus redes sociales, hasta el momento, todas las tendencias giraban en torno a Adam, su salida del clóset y el escándalo que representaba para su familia. Había muchos comentarios apoyando la liberación de su ídolo, otro más cuestionando porque era que estaba ebrio y si de verdad estaba sufriendo por amor o solo era publicidad para su historia.


Lucifer no quiso ver más, dejó su teléfono sobre la mesa, retomando de nuevo su cuaderno, hojeo hasta encontrar la canción que había dejado incompleta, una que pretendía realizar para asombrar a Alastor. Reviso la letra, era una canción realmente dolorosa. Reflexionó por un momento, ya no le pertenecía solo a él; ahora era de los cuatro. Se levantó, caminó un par de pasos hasta uno de los muebles cerca de su cocina para sacar de uno de los cajones una pluma. Regresó, inspirado por las cosas que había sucedido recientemente en su entorno, y empezó a escribir un poco. Tachando, arrancando hojas, reescribiendo, así se le fue el tiempo al pequeño rubio hasta que su inspiración se vio cortada por el rechinido de una puerta, Adam había despertado.


Había pasado una hora desde que Luci se había levantado; Adam permaneció un momento en la cama de su Lucifer, apreciando el aroma de sus sábanas. Lloró por lo bajo, ocultando su rostro sobre la almohada para no dejar ver su vulnerabilidad. Conforme despertaba, sus recuerdos de la noche anterior se hacían más claros, avergonzado de su comportamiento, arrepentido de lo que había dicho, tanto con Lucifer cómo con su familia. Realmente había confesado su mayor secreto, y ahora no había marcha atrás, jamás volvería a ser recibido en esa casa, jamás volvería a hablar con su madre. Retiró sus manos de su rostro, volteando hacia el techo, una parte de él se sentía aliviado por ello, pero la otra anhelaba, en el fondo, que lo hubiese aceptado, porque después de todo, era su madre... ¿Cómo una figura tan importante, que te ama, puede hacerte tanto daño al mismo tiempo? Pensó el pelinegro mientras se levantaba de la cama. Lucifer solo le había retirado el saco y los zapatos al momento de acostarlo, él ni siquiera recordaba cómo fue que llegaron ahí.


Se miró frente al espejo que había en el cuarto, observando lo fatal que lucía, su cabeza dolía por la resaca, y su garganta también, pero no podía confirmar que fuese por el alcohol, o por un miedo más grande: Inicio de hanahaki.


Tendió la cama de Lucifer, imaginado cómo hubiera sido una vida hogareña a su lado si lo hubiera elegido, él sabía a lo que se atenía cuando decidió quedarse al esperando a su mejor amigo, pero jamás pensó en que podría perder, de verdad. Toda su vida había sido el primero en todo lo que se proponía, pero ahora, le tocaba ver cómo la persona que más amaba, escogía a alguien más. Limpió el llanto de sus ojos, terminó su quehacer, arreglando las almohadas, cojines y el pequeño patito que adornaba la cama de Luci. Sonrió con amargura para después colocarse sus zapatos, avanzó hasta la puerta, pero se detuvo antes de girar la manija, una vez que saliera, lo vería a él, y no estaba del todo listo para afrontar una conversación seria. Espero unos momentos, hasta que se armó de valor, abriendo la puerta para dejar ver a un desalineado Lucifer que yacía en la mesa del comedor, rodeado de hojas, una taza de café frío y una luz que apenas le iluminaba.

Dueto de Flores || Appleradio AU HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora