Han pasado dos años desde aquel maravilloso día en que ambos protagonistas se conocieron, y, al igual que ese bello jueves, aquel día también era perfecto. El sol alumbraba cálidamente la ventana del departamento de Lucifer, calentando el hogar e iluminando todo con una agradable luz amarilla que llegaba hasta el rostro de nuestra famosa estrella de rock, Adam.
Él dormía plácidamente en el sofá de la sala, lejos de los paparazzi, las giras y los sencillos. Había tenido un breve descanso, y cómo era su costumbre, decidió pasarlo con su mejor amigo, Lucio. Se retorcía entre las almohadas prestadas y la cobija, cubriendo su rostro de aquel rayo de sol que le daba el anuncio de un nuevo día. Sabía que el lunes había llegado, y era momento de decir adiós, pero un adiós temporal. Ese día, estaba seguro, de que Lucifer y Alastor conseguirían un contrato con su disquera y podría ver al rubio más seguido que antes. Le ilusionaba la idea de pasear con él por los pasillos de la empresa, mientras ambos trabajaban ahí, sin embargo, Adam ignoraba el gran detalle, de que su querido Lulu, estaría paseando con su verdadero compañero de música, Alastor. Adam seguía dormitando, vagando en su fantasía. Luci, por su parte, no podía contener la emoción. Apenas había despertado y ya se sentía ansioso por la presentación que Adam les había conseguido para que Charlie les diera una audición con los Vees.
Se levantó enseguida vio que eran las 7:15 am. Se colocó sus preciadas pantuflas de patitos amarillos, con una gran sonrisa estiró un poco su pequeño y delgado cuerpo. Tenía puesta una pijama azul con rayas blancas, de tela delgada, ya que en las noches, hacía demasiado calor. A contraluz, se podía presenciar la transparencia de su ropa, dejando ver su delicada piel, detalles que solo Adam y Alastor habían notado las veces que lo habían visto con esa pijama. Lucifer tendía con felicidad su cama, mientras tarareaba una canción que había estado componiendo, pero que aún no se atrevía a mostrar a Alastor. Faltaba hacerle arreglos. Colocó las almohadas en su lugar y en el centro un pequeño peluche de un patito, su gran obsesión. Se paró frente al espejo, observando con cuidado los detalles de su pálido rostro, de un tiempo para acá sus ojeras se habían vuelto más marcadas. Su cabello también había crecido, ya era necesario un corte, lo cepilló con cuidado para evitar maltratarlo, dejó el cepillo sobre su mesita de noche y revisó su teléfono esperando que tuviese algún mensaje por parte de Alastor, ya que habían acordado desayunar en su casa, y arreglar lo últimos detalles para su gran noche. Tenía una llamada perdida de Al, y en seguida le llegó un mensaje que decía Bello durmiente, estoy afuera, ábreme por favor.
Lucifer rio, al ver el comentario de Alastor, de cierta forma le gustaba ser tratado como una princesa por el peli-castaño. Lo hacía sentir especial. Volvió a dejar su teléfono en el buró y salió de su habitación para abrirle la puerta inferior a su amigo. Pasó al lado de Adam, lo tomó del hombro y con un suave movimiento le indicó que debía despertar.
— Vamos, Adam —se inclinó y susurró cerca de su rostro— tu persona favorita está por llegar —dijo entre risas.
Lucifer era consciente de que Adam y Alastor no se tragaban, si no fuera por él, probablemente se habrían golpeado desde hace mucho, pero apreciaba que ambos hacían un esfuerzo para tolerarse cuando estaban su presencia.
Adam volvió a cubrir su cara, fastidiado de tener que levantarse temprano.
— Dile que se vaya, hoy no quiero verlo, quiero dormir —protestó.
— No puedo hacer eso, él está esperando abajo —volvió a reír, se levantó para dirigirse a la puerta. Antes de salir volvió el rostro hacia Adam —Anda, quiero que estés bien despierto cuando haya vuelto.
Adam solo se envolvió más en las cobijas, molesto, no solo por la hora, sino porque sabía quién era la persona que había llegado. Después de todo, Luci se lo había dicho la noche anterior, cuando ambos estaban cenando. Lucifer salió de su apartamento y bajó por las escaleras hasta la entrada del edificio. Mientras bajaba abrochaba los botones de su pijama, ya que había olvidado traer una chaqueta para cubrirse. En la entrada lo esperaba Alastor. Estaba recargado en el pequeño muro que sobresalía de la puerta, en su espalda llevaba el estuche de su guitarra, en una mano cargaba una bolsa de papel con pan recién horneado, y en la otra traía una bolsa de plástico con fruta, plátano y fresas principalmente, sabía que las últimas eran las favoritas de Lucifer. Esperaba pacientemente a su amigo, puedo afirmar que es al único al que le ha demostrado tal paciencia. Se había levantado muy temprano para arreglarse e ir más que listo a casa de su compañero. Llevaba una camisa roja, los botones de hasta arriba estaban desabotonados, dejando ver ligeramente, parte de su pecho, por encima, un abrigo delgado de color rojo claro, casi rosa. Traía puesto unos jeans de mezclilla y unos zapatos negros, muy diferente a la primera impresión que causó en Lucifer, podría decirse que el tenerlo en su vida lo hizo relajarse más, aun así, ante los ojos del rubio, Alastor seguía siendo igual de apuesto vistiese como vistiese. También había cortado su larga cabellera, pero aún era capaz de realizarse una pequeña coleta. Lo había tenido de esa forma desde que terminó su relación con Vox, y desde entonces no lo había dejado crecer.
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Dueto de Flores || Appleradio AU Hanahaki
FanficAlastor y Lucifer son un dúo de cantautores que buscan una oportunidad para triunfar en la música. Un día, la señorita Charlie A&R de Vees Producciones los encuentra y les da la oportunidad de firmar un contrato con la disquera. Sin darse cuenta...