Capítulo 18: Lástima que seas ajena

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Un joven Vox de universidad esperaba pacientemente a su novio en una mesa del restaurante, sobre la misma había una pequeña caja que contenía una plumilla, al lado, otra caja con los chocolates favoritos de Alastor. Habían pasado solo un par de minutos cuando su novio apareció, vestía un abrigo café que lo hacía lucir muy elegante, un suéter de cuello alto rojo, pantalones negros y zapatos negros, había peinado su cabello con una trenza, realmente arreglado para la ocasión, llevaba una gran caja con dulces, paletas, chocolates y demás golosinas, con un gran letrero que decía feliz aniversario.


En seguida Alastor llegó a la mesa, dejó su presente sobre ella. Vox se levantó para abrazarlo, el castaño tomó entre sus manos el rostro de su amado, besándolo con ternura. Parecían realmente enamorados. Apenas Vox se soltó de Alastor, agarró los regalos que tenía sobre la mesa para dárselos.


— Felices tres años juntos, amor —exclamó con dulzura mientras estiraba sus brazos.


Alastor tomó con cuidado ambos regalos, descubriendo enseguida el detalle de la plumilla, quedando encantado por ello. Volvió a tomar entre sus brazos a su pareja, para llenarlo de besos por el presente.


— ¡Sin duda eres el mejor novio del mundo! —afirmó sin dejar de besarlo, aun si estaban en público.


— Basta Al, haces que me sonroje —comentó entre risas mientras disfrutaba con los ojos cerrados de sus mimos.


— Pero así no fue como pasaron las cosas —la voz de Valentino resonó en toda la habitación, cómo un eco macabro que traía de regreso a la realidad al manager— ¿Recuerdas?


Vox abrió los ojos, viéndose así mismo en tercera persona, mientras Valentino lo abrazaba con un brazo sobre su hombro. Ahora no era un adolescente, sino un hombre adulto, era su yo actual. Observó cómo el joven universitario estaba sentado, se había arreglado con un suéter liso de color negro, saco azul, decorado con pañuelo rojo en su bolsa, pantalones y zapatos negros. Se había peinado con fijador y perfumado con colonia para disimular el aroma de sus flores, en realidad llevaba una hora esperando por su pareja, mientras que tosía por lo bajo, cubriendo su cuello con una bufanda azul de cuadros. Llevaba semanas vomitando pétalos de hortensia, sufriendo de dolor de garganta por la indiferencia de su novio.


— No... no es así como pasó —protestó con desilusión, negando lo que su memoria revivía.


— Claro, cómo ibas a saberlo —señaló a la mesa, el Vox más joven sacaba un frasco de Hanaform. Tomando tres pastillas de jalón, sin agua— Si ni siquiera estabas consciente la mayor parte del tiempo.

Dueto de Flores || Appleradio AU HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora