Capítulo. 13

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2 minutos antes: Mamá.

Había despertado por el sonido de un timbre, era la enfermera que me iba a chequear como iba mi recuperación.

Tenía unas cuantas quemaduras por el cien y en los nudillos de los dedos, mis pelos se estaban cayendo, además de oler a un leve quemado.

La enfermera tomaba reporte y mis síntomas que sentía.

—En unas dos horas volveré a  chequear su cuerpo, señora Johnson.

—De acuerdo enfermera, ¿La visita a que hora llega?

La enfermera ve su reloj de mano y me indica que ya es la hora de la visita.

—¿Mi hijo vino ayer? —pregunto.

—Ayer vino un chico, de unos veintitantos acompañado con una chica.

Si vino...

—Me pregunto en donde estará mi hijo, ya el tuvo que salir de la universidad y debe de estar en camino.

—Tranquila señora Johnson, ¿Cómo se llama su hijo? —pregunta amablemente la enfermera.

—Kyle Johnson.

—Indicaré  en administración a ver si ha llegado, le estaré informando.

Dicho esto la enfermera sale de la habitación dejándome la tele prendida y me distraigo viendo una telenovela.

2 minutos antes: Kyle.

No entiendo porque te arreglas tanto si tu ya eres perfecta. —digo para mi mismo pero me escucha.

—Tú me consideras perfecta, yo aún necesito un poco de arreglo.

—Por favor, no vuelvas a decir esa tontería en tu vida.

Un minuto de silencio invadió el espacio que compartíamos, nuestras  miradas se habían cruzado, eran concentradas y salvajes.

El momento fue cortado con un ruido que se había hecho escuchar y las luces se habían apagado por un momento, un temblor se sintió en el elevador y empezamos a sentir una presión en la cabeza...

Estaba consciente de lo que pasaba...

El elevador se estaba cayendo....

Irene entra en pánico y mi respiración se agita.

La adrenalina corría en mis huesos mientras un temblor se extendía en todo mi cuerpo.

Era como si estuviéramos en un juego de ciencia ficción y estamos en problemas de vida o muerte, y si te mueres, vuelves a revivir hasta encontrar la respuesta.

Pero aquí no, solo te mueres, y te mueres.

Vi el marcador de número de piso y marcaba el piso 18.

Irene empieza a marearse y pierde la estabilidad cayendo al suelo, agarro sus brazos y la pongo en pie y cae en mi pecho.

—Kyle...—dice Irene llorando desesperada.

—No te desesperes, estoy aquí contigo.

—¡¿Cómo quieres que lo tome?! —dice agarrándose la cara con la respiración agitada por el llanto y la presión.

—Shhh, calma. —digo haciendo que su cabeza se recuesta de mi pecho, dándole cariño en la cabeza. —cálmate.

Las lágrimas no se contienen y salen, intento que Irene no me vea para que no se altere más de lo que está.

𝑺𝒐𝒎𝒐𝒔 𝑪𝒐𝒎𝒐 𝑳𝒂𝒔 𝑬𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora