Capítulo. 31

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Ya habían pasado unas cuantas horas, mi mamá había dicho que mi novia llegaría en unos momentos, estaba emocionado, esperaba que la chica de mi visión fuese ella, era hermosa pero no la recordaba, solo a Lira.

¿Porqué me recordaba de ella en este momento?

Me da es asco.

La puerta suena y mi mamá abre la puerta, una chica de pelo negro ondulado entra a la sala.

Pelo negro....

Ojos verdes....

¡Es ella!

Es Irene....

—¡Kyle! —grita emocionada dejando caer su mochila en la entrada. —¿Cómo te sientes?

—¿Irene? —pregunto para confirmar mis pensamientos.

—Si, soy yo tonto. —dice arrodillada sujetando mi mano. —Te hice una pregunta. —dice suavemente.

—Mmmmm.... —digo direccionando la mirada a mi mamá. —¿le dijiste?

—¿Decirme qué? —pregunta Irene volteando a dirección a mi mamá.

—No quería interrumpir su clase Kyle. —dice mamá alzando los hombros.

—Bueno, ya me lo puede decir. —dice en tono curioso levantándose de golpe limpiando sus rodillas.

—Bueno, debido a la convulsión que tuvo y la operación, perdió la memoria a corto plazo por así decirlo, no se acuerda de los últimos 4 meses que vivió, sin embargo, es temporal, recobrará la memoria en su totalidad con el paso de los días.

—Entiendo, no son malas noticias, no la perdió completa. —dice Irene sentándose a mi lado para acariciar mi pelo.

Es preciosa....

Su tacto es tan suave....

¿Será que nos besamos hasta que la ropa no estorbó? 

¡Dios mío! ¡No me acuerdo que tonto! 

De todas formas me recordaré...

Dios, sus manos son tan angelicales...

—Haré que te recuerdes de mi lo más pronto posible. —dice Irene peñiscando mi mejilla dulcemente.

—Tranquila Irene, no puedes abrumarlo mostrándole todas las fotos y obligándolo a recordar todos esos momentos contigo, ve despacio, solo digo. —dice mi mamá en tono severo.

—Está bien, esperaré lo que sea necesario, y ese día en que te recuerdes de mí, será tan especial como el primer día que fuimos novios. —dice sonriendo.

Habla tan comprensible que me hace llorar...

¿Porqué siempre me pasan a mi las cosas?

Bueno, si le hubiera pasado a ella nunca me lo perdonaría.

Es mejor que esté así a que lo fuera ella...

—Los dejaré un rato solos para que conversen, también traeré unos aperitivos. —dice mi madre dejando sus cosas en su sitio.

—De acuerdo. —decimos al unísono.

Al cerrar la puerta, Irene voltea hacia mí sin dejar de sujetar mi mano.

—Me siento rara. —dice sincerándose.

—Yo también, no creí que estuviera en una relación otra vez. —digo incómodo.

—Bueno, para serte sincera, fuiste tú el que se acercó. —dice Irene alzando los hombros.

𝑺𝒐𝒎𝒐𝒔 𝑪𝒐𝒎𝒐 𝑳𝒂𝒔 𝑬𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora