2. XI

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Cuando estábamos a punto de subir al auto noté que Momo tenía todas las intenciones de hablar conmigo, pero yo no sentía esas ganas, así que la ignoré y miré hacia otra dirección. La pelirroja me miró con suplica así que me acerqué a ella y encaré su cuerpo.

— ¿Se te perdió algo? — pregunté con tono seco. Era mi mejor amiga, pero la muy descarada no me había contado que se acostaba con uno de mis ex-novios.

— ¿Cómo esta Jung? — preguntó con ese tono de voz pasivo que solo ella lograba tener.

— Perfectamente bien. ¿Eso es todo? — enarqué las cejas con desesperación.

Momo agachó la cabeza y acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja.

— Me gustaría hablar contigo, Jennie. Sé que defraudé tu amistad al no decirte que Robert y yo salimos desde hace casi dos años. Nunca fue mi intención ocultártelo, simplemente no sabía cuándo sería el momento correcto para decírtelo. — habló tan segura que no pude contener una sonrisa.

Me abalancé sobre su cuerpo y la rodeé con mis brazos por la cintura. La quería demasiado.

— No pasa nada, Momo. Podríamos salir un día de estos para platicar.

Ella asintió con ese brillo hermoso en sus ojos. Momo era mi mejor amiga por mucho. Realmente la amaba.

— Jisoo está planeando algo, podrías venir.

— Claro que sí.

Le sonreí abiertamente y besé su mejilla como lo hacía en Filadelfia. Me causaba demasiada nostalgia recordar nuestra antigua historia en Filadelfia, donde tuve mi primer beso, mi primera vez, mi primer baile de graduación al cual acudió mi guapísima novia intentando convencerme de regresar con ella. Estaba decidida a estar por siempre con Lisa, hasta el momento en el que me enteré que estaba embarazada, que tenía un fetito creciendo y formándose dentro de mí. Estaba siendo fuente de vida y el hijo era de la mujer a la que me había entregado y que amaba de la manera más profunda e inocente que pudiese existir. Todo eso se resumió en un solo lugar, en una ciudad, donde la eterna primavera te acompaña y el invierno solo es cosa de unos días. Mi vida residía allí, pero solo mi vida junto a Lisa, ahora estaba en Seattle, siendo madre de un niño precioso, siendo amiga y trabajadora, y eso era lo que importaba ahora.

— ¿Cómo esta Jung?

— Mejor que nunca. — anuncié entusiasmada. — Sus ganas por ir al colegio me tienen sorprendida.

Una sonrisa discreta se dibujó en su semblante. Se veía guapísima.

— Ese chico será como tú.

— ¿Ah sí?

— Al menos eso creo yo. Rebelde y dichoso como su madre, y no podemos ignorar esos ojos que conquistarán a tantas chicas como tú lo hiciste con los chicos. — movió las cejas audazmente haciendo que el calor en mis mejillas aumentara considerablemente.

— No cambias, Momo. — le sonreí.

Sus ojos se entrecerraron esquivando mi silueta para mirar al fondo del jardín. Había logrado ver a Logan. Oh, Logan.

— ¿Y ese tío? — preguntó haciendo un movimiento de referencia con su cabeza.

Me volví para divisar el auto grisáceo de mi acompañante desde temprano. Logan estaba concentrado en una llamada, seguro del hospital, que atendía con caballerosidad y elegancia. Suspiré y encogí los hombros. Regresé mi vista y atención a mi amiga, que estaba aún viendo al tipazo frente al porche de mi casa.

— Larga historia.

— Bueno, tendrás muchas cosas que contarme el viernes. — dijo algo contenta y ansiosa.

sex instructor; jenlisa g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora