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2. XXIII

De a poco, boquiabiertos, fragmentados como células, me miran fijamente siete pares de ojos, pero me concentro solo en los de Logan. Me calma la profundidad del azul en sus ojos y su rostro refleja la calma con la que toma la situación. La tensión se siente en el aire, entrando por los poros, sumergiendo cada parte del cuerpo de los presentes. Quisiera ser una hormiga y esconderme debajo de una roca en lo más profundo de la tierra.

— ¿Hijo? ¿Tienes un hijo? —exclama Robert estupefacto.

—Pero —agrega Seulgi con voz débil— te fuiste. La dejaste... sola. —Su voz es entrecortada y apenas respira.

Los demás se quedan en silencio. Irene se cubre el rostro con ambas manos, se frota la piel y deja marcas rojas por donde pasaron sus uñas. Chitthip me mira con empatía, tal vez me entiende o tal vez no, no lo sé.

— ¿Lisa es la madre?

—Lo es —interviene Logan.

— ¿La conoces? —le pregunta Robert mientras palidece.

—En efecto. Es una chica asombrosa.

— ¿Por qué lo ocultaste tanto tiempo? —pregunta Seulgi acercándose a mí. De esta forma, los guardias me sueltan de los brazos y me libero de ellos. Quisiera correr—. Pudiste pedir ayuda.

—No quería.

— ¿Por qué? —me cuestiona.

—Ella era más importante para mí. No quería ser yo la que interfiriera con su futuro, sus planes, su vida. Éramos dos personas. Sabía que no iba a soportar que me dejara teniendo al bebé.

La voz se me quiebra y el corazón se me hace pedacitos. Un gran silencio recorre los muros de la sala y solo los sonidos de las máquinas del hospital llenan el espacio.

—Ella te hubiera ayudado —dice Irene con la voz distante, todavía ensimismada en sus propios pensamientos —, hubiera cuidado de ti y de su hijo.

—Tengo un nieto —se dice Chitthip a sí misma, como si estuviera asegurándose de que la frase se escucha bien.

— ¿Cómo sabes que es de ella? —pregunta Robert encarándome.

—Lo sé.

— ¿No tienes certeza de que es suyo?

—No, pero no la necesito. Sé que es de Lisa.

—Estuviste en la cama con otros, Jennie.

—Creo que será importante que discutan esto en otro sitio —interviene Logan interrumpiendo el momento de tensión entre Robert y yo—. Hay pacientes aquí que deben atenderse en un lugar propicio y en calma.

— ¿Piensas decírselo? —me pregunta Seulgi con voz temblorosa.

Todos ignoramos a Logan y yo lo único que hago es acercarme a él y abrazar su torso. Me siento protegida, como una niña pequeña, temerosa y asustada de los cuentos de terror.

—No quiero decírselo ahora.

—Merece saber por qué te fuiste realmente —agrega Robert mirándome con recelo.

—Ella sabrá en qué momento será correcto decírselo, por el momento, no podemos hacer nada más que apoyarlos a ella y a... —Chitthip me mira insistente a que continúe la frase.

—Jung Soo, se llama Jung So.

—Oh... muy lindo nombre. Nosotros tenemos —dice en voz baja para proseguir—, que apoyar a Jung Soo. Él es parte de nuestra familia, y lo trataremos y aceptaremos como tal.

Sonrío.

—Quiero conocerlo —suelta Seulgi.

—Podrás hacerlo, pero no ahora —intervengo a su sugerencia—. No quiero que Lisa lo sepa aún.