MIEDO A LA OSCURIDAD

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-¿Has hecho los deberes?- Preguntó Gabi.

-Que si.- Después de preguntarme lo mismo tres veces ya aburría.

-Vale, buenas noches.

-Buenas noches, y sueña conmigo.- Le guiñé un ojo.

-Entonces sería una pesadilla.- Dijo risueño. Lentamente me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla, sentí como se estremeció.

-No, sería tu mejor sueño, y en él imagíname con menos ropa de la habitual.- Dije todavía cerca de su oído. Y con una sonrisa ganadora me fui a la cama.

Estaba leyendo tranquilamente en mi cama cuando de repente la luz se apagó, intenté volver a encenderla pero no hubo forma, cogí mi móvil, lo encendí y fui con mucho cuidado a la habitación de Gabi. Le ví durmiendo, así que fui me acerqué a su cama, levanté el edredón y me metí en su cama. Gabi empezó a moverse débilmente, cuando notó que no estaba solo en la cama intentó encender la luz.

-No enciende.- Le dije casi en un susurro.

-¿Jade?- Preguntó sorprendido.

-Si, soy yo.

-¿Qué haces aquí?

-La luz se ha ido.

-¿Y?.- Preguntó.- Espera, ya lo entiendo, tú tienes miedo a la oscuridad.

-Todos tenemos miedo a algo.

-Yo pensaba que tu no.

-Pues ya sabes que sí. Ahora a dormir.- Dije acomodándome en la cama.

-Claro a dormir, pero en tu cama.

-No.

-Si.

-No.

-Si.

-No.

-Si, vamos te acompaño hasta tu habitación.

-No.- Dije agarrándome a su cuerpo.

-Jade, no puedes dormir aquí.

-Si que puedo.- Dije acostándome en la cama.

-Entonces si tú duermes aquí, yo duermo en tu habitación.

-No.- Dije volviéndome a agarrar a su cuerpo.

-No podemos dormir los dos aquí.

-¿Por qué no?

-Porque no.

-Bueno, pues yo digo que podemos así que podemos.

-Jade, no podemos.

-Por favor, Gabi, tengo miedo.- Supliqué.- Pero del mismo modo que yo tengo miedo a la oscuridad parece que tu también tienes miedo.

-Yo no tengo miedo a la oscuridad.

-No, no tienes miedo a la oscuridad, tienes miedo a dormir conmigo.

-No tengo miedo a dormir contigo.

-Entonces demuéstralo.- Le reté.

-Está bien. No sé como siempre acabo cayendo.- Suspiró.

-Es que tienes debilidad por mí.- Dije con una espléndida sonrisa.

-Lo que tú digas, ahora a dormir.- Nos acostamos los dos en su cama.

-Buenas noches Gabi.- Me abrazé a su duro torso. Ví como se quedaba bloqueado, pero finalmente se relajó.

-Buenas noches Jade.

JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora