28. Where we are?

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"No dejo de mirarte ni un segundoCuando tú estás desaparece el mundoMejores noches yo no creo que existan"

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"No dejo de mirarte ni un segundo
Cuando tú estás desaparece el mundo
Mejores noches yo no creo que existan"

Charles' pov.

El ruido de las llaves fuera de la habitación hizo que me levantara algo confundido y que casi tropiece con la maceta junto a la puerta al intentar abrir la puerta.

Cuando le quito el seguro, una Juliette sorprendida retrocedió dos pasos antes de mirarme con una gran sonrisa. La miré confundido al escanearla. Su vestido arrugado y el cabello despeinado, sus pupilas estaban dilatadas.

Aun así se veía tan bonita que de forma inevitable sonrei de boca cerrada.

—Charlie.—Murmuró con un tono divertido antes de acercarse y abrazarme con fuerza, olía a todo tipo de alcohol—¿Qué haces en mi habitación?

No estaba seguro de si después recordaría si le explicaba que le pedí a Sabrina cuidar de Amelie en su ausencia. Esperaba que no se enojara con la rubia mañana.

—Estaba cuidando de nuestra hija.—Comenté observando el pasillo vacío para luego cerrar la puerta detrás de nosotros—¿Piensas abrazarme más tiempo?

La habitación estaba a oscuras porque Amelie y yo dormíamos, no obstante, ahora me molestaba porque no podía ver a la pelirroja en mis brazos.

A pesar del olor a alcohol, de alguna forma su suave perfume se mantenía y podía sentir el aroma a coco de su cabello.

—¿Te molesta?—Susurro arrastrando las palabras.

—Nunca me molestaría, pero creo que a ti si.

—No me molestaría, no en realidad.

Me soltó un poco y sabia que estaba intentando verme en la oscuridad, así que estire mi brazo hasta la pared, presionando el interruptor de luz, lo cual hizo que la mitad del lugar se iluminara.

Tuve que bajar la mirada para notar que Juliette parecía haberse quedado embobada viéndome con mucha atención. Una leve sonrisa se formo en la comisura de sus labios antes de negar lentamente.

—Ven, te dejaré en tu cama así puedes dormir y me llevaré a nuestra hija a mi habitación. En la mañana estará contigo otra vez, bonita.

Hice el amago de llevarla de la muñeca, pero se mantuvo firme en su lugar. Rei cuando miro algo molesta sus tacones y resoplo por los mechones de cabello que caían sobre sus ojos.

La ayude quitando su cabello de su frente para que pudiera ver mejor.

—Espera... necesitaba hablar contigo.

Tuve que tragar con dificultad cuando sus ojos azules me miraron con tanta intensidad.

—Estas ebria, no creo que puedas hablar ahora.—La sujete del brazo con cuidado de no lastimarla al ver que se tambaleaba en su lugar—Tienes que dormir, Julie.

DAYLIGHT | CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora