05. Gorgeous

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"Pasarán más de mil años y yo no te olvidoNo me lo pidas, no seré tu amigoEstar contigo es mi destino"

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"Pasarán más de mil años y yo no te olvido
No me lo pidas, no seré tu amigo
Estar contigo es mi destino"


19:44 p.m.
Bahrain, Sakhir.

Narrador Omnisciente.

Amelie jugaba con sus manitos en los brazos de su mamá mientras caminaban por el largo pasillo del hotel después de haber visitado el jardín del hotel un rato. Juliette presiono el botón del ascensor, esperaron unos segundos hasta que la puerta se abrio en un piso antes.

Un chico alto y de ojos verdes estaba recostado en la pared con su telefono en manos, al verlas le sonrio a Amelie con ternura e ingreso al ascensor, colocándose a un lado.

Amelie imito su accion, saludandolo con un movimiento de su pequeña mano.

—Alto.—hablo sorprendida y señalandolo para llamar la atención de su mamá.—¡Holis!

Su palabra favorita de la semana había sido holis desde que escucho a su tía saludarla así y aprenderlo con facilidad.

Aunque fuera un extraño y le agradaba, ella saludaba o decía algo que le llamara la atención de esa persona, como en ese momento con el chico alto. Su mamá a veces no sabía que decir y simplemente cambiaba de tema para que no hablara con extraños. Pero ese era un caso diferente, el chico junto a ellas tenía algo diferente.

—Hola, linda—Le respondió de igual modo.

—Perdón, le gusta mucho hablar.—Juliette se disculpo on una sonrisa de boca cerrada hacia él—Creo que le caíste bien.

En ese momento ella noto que ambos llevaban una remera de Ferrari, pero con diferentes diseños. Juraba que ese día tendría pesadillas con aquel color rojo.

—No te preocupes, ella tambien me agrada.—Miro a la bebé nuevamente—Que lindos ojos tiene.

—¿Qué se dice, Amie?

—acias.—Amelie respondió esa vez con una tierna sonrisa.

—Gracias, muy bien.

El chico sonrió encantado ante la dulce voz de la pequeña y su actitud tierna. Sintió que esa bebé era muy parecida a cierta persona que conocía, pero lo mantuvo solo como un pensamiento, pero definitivamente tenía algo conocido.

El ascensor abrió sus puertas en el piso doce, así que ambas bajaron del ascensor, no sin antes murmurar un adiós al chico de linda sonrisa y desaparecer por el pasillo.

Oh, Juliette, no debiste subir a ese ascensor...

Oh, Juliette, no debiste subir a ese ascensor

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DAYLIGHT | CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora