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—Serán 4 chicas por habitación y viceversa con los chicos. A continuación, anunciare a las personas que estarán juntas

—Es una pena que no podamos estar juntos, Psykita.

—Primero:Que es ese apodo todo roñoso.
Segundo:¿Quieres estar conmigo? No me digas.. No es nada nuevo.

Dije extraña y inusualmente en tono pícaro, cuando veo la oportunidad la tomo y no la desperdicio.

—¿Y qué si quiero estar contigo?

Okay, en ese momento fue donde caí. Sentí mis mejillas arder, al parecer me ganó en este jueguito de atrevimiento.

—xxx xxxx, Sae Itoshi, Leonardo Luna y.. ¿Psyche Calissta?

—QUE

Mire rápidamente la lista de equipos, efectivamente estaba mi nombre y el de los otros chicos. Hay algo horriblemente horrible aquí, ¿Por qué solo somos 3, no eran 4? ¿Por qué no estoy con chicas?

Aquí se definiría el concepto de privacidad 0, yo era una chicAAAA no puedo estar con hombres. En este momento fue cuando empecé en dudar de si colgarme o no.

—Aquí debe haber una equivocación.. Se supone que son 4 de cada genero. No pueden haber chicos y chicas juntos, los separaron por algo, pero no hay camas individuales, solo camarotes y estan hechos para una persona.—Dijo la profesora fingiendo preocupación.

—Exacto. No me dejaran con hombres, ¿verdad?

—Buscaremos una solución y a fin de día habrán resultados, por mientras debera estar con sus compañeros.

Mire a Leonardo y Sae entrar a la habitación. Los seguí para empezar a instalarme. Era obvio que los profesores iban a dejar mi tema en la basura, no les importaba en lo mínimo y son demasiado bajas las probabilidades de encontrar una cama extra en medio de un campamento.

—Muy bien, yo dormiré arriba, no me importa quien sea el de abajo. Primera regla:no me molesten.

—Que histérica.. solo estás en una habitación siendo la única mujer junto a otros 2 hombres hermosos y un chico, ¿Qué podría pasarte?—Dijo Leonardo.

—¿Qué no podría pasarme?

Leonardo empezó a carcajear bajo mi mirada molesta. Sae estaba acomodando sus cosas perfectamente, mientras que el otro chico las tiró las suyas por ahí.

—¿De quién son esos calcetines de.. Shrek? Ewwww..

—Chica, relájate. Entra en ambiente, mejor disfruta que estamos en un campamento.

—Leonardo, tu no me entiendes. Sae, eres mi última esperanza.

—No me importa.

Le tiré una almohada en la cabeza, a lo que el me miró con cierto desagrado y se empezó a acercar. Se subió a la cama de abajo, sujetándose de la de arriba quedó su rostro encima de mis rodillas.

—¿A ti te falla?

Claro, el era Sae Itoshi. No podía imaginarme una escena romántica tratándose de el. Con mi palma, empuje su rostro hacia atrás, haciendo que el se baje de la cama. Leonardo, quien observó todo, pasó su brazo por el hombro de Sae, pero no alcance a escuchar nada de lo que le susurró, pero desde atrás se le notaban las orejas rojas a Sae.

—Hey, ¿De qué hablan? ¡Yo también quiero saber!

—Cosas de chicos, Psykita, tu sigue con lo tuyo.

Fruncí el ceño y me baje a recoger esos calcetines que apestaban a queso, los tiré fuera de la habitación y empezé a sacar mi maquillaje y espejito de mi bolso. Empecé a peinarme el cabello con sumo cuidado mientras "escuchaba" los susurros entre el rubio y el pelirrojo.

—Me siento fuera de esta habitación, ¿De qué hablan?

—De sexo.

Toda la sangre de mi cuerpo subió instantáneamente a mi cara, podía sentirla ardiendo, Sae estaba igual, pero no negaba nada. Con sus caras podía confirmar que si estaban hablando de eso, pero Leonardo estaba como si nada, con su típica sonrisita brillante y linda que me traía loca.

Entrecerre mis dagas de ojos mirando a Leonardo quien seguia fingiendo demencia. Salí de la habitación para ir a buscar algo de comer, ya que mientras dormía Leonardo se comió todo lo que lleve para mí.

—Psyche, por aquí.-Dijo una de mis compañeras. La más inesperable, ella nunca me hablaba. Nunca, y cuando digo nunca me refiero a que ni siquiera me pide la tarea. Con algo de sospecho, me acerqué a ella y su grupito de amigas.

—Debes estar feliz ahora que tienes a las 2 estrellas encerradas contigo, ¿No?

—No..Yo no-

—Ya no fingas más, maldita perra, esto es un campamento, no un prestibulo.

No podía comprender que les parecía tan divertido de molestar a una persona, pero está actitud la vienen teniendo de hace años, y es algo molesto. Cansador.

—Alice, estás simplemente molesta por el hecho de que Leonardo me presta más atención a mí que a ti, estás buscando rebajarme a tu nivel de zorra envidiosa.

Mientras me alejaba y salía de la cabaña para dirigirme hacia el jardín, podía escuchar sus múltiples insultos groseros hacia a mi, al mirar atrás, sus amiguitas la estaban sosteniendo, parecía una perra rabiosa. Cerré sutilmente la puerta detrás de mi y me senté en una banca rodeada de macetas con plantas verdosas.

De repente, una desconocida mano empezó a alborotar mi cabello, al mirar hacia atrás, estaba el rubio por el cual todas morían. Me saqué mis audífonos y lo mire con cierta molestia.

—Acabo de ordenarme el cabello..

—Exacto. Es el punto.—Dijo con su estupido semblante alegre que me parecía atractivo.

Dos Chicos, Un Problema ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora