Mi almohada estaba tan suave al igual que el colchón debajo de mi, asimilandose a un algodón. Mientras soñaba con tener un lindo bebé de cabello rojizo y familiares pestañas fue cuando alguien en la habitación puso su música a todo volumen. Abrí mis ojos a paso lento, pudiendo divisar que aquella persona era rubia.
—Idiota.. encima música sexual, ¡Apaga eso!
Exclamé al momento de tirar mi almohada y golpear el mini parlante que sostenía Leonardo. Volví a cerrar mis ojitos cuando apagó la música, pero una voz que se me hizo muy inesperablemente cerca de mi, habló.
—Buenos días, dormilona. Levantate, eres la única durmiente aquí.
Cómo si todas mis energías se hubieran reunido en ese mismo momento gracias a tales palabras de dichosa voz, me estire y "sin querer" le di un manotazo al rubio, quien se quejo en su lugar.
—Eso no te da derecho de poner al Faraón cuando..—Pegue el grito de mi vida, me tape los ojos rápidamente. Con disimulo, deje espacio entre mis dedos para poder ver la figura de aquellos abdominales bien formados.
—¿Huh?—Pude notar la expresión pícara en el rostro de Leonardo, se notaba muy contento por mi reacción.
—Vistete, desnudo. No te volveré a hablar en mi vida.
—¿Huh? Solo estoy sin camisa, es como vine al mundo, no hay nada de malo, exagerada.—Rodeo sus ojos, le tiré la unica almohada a mi alcance, que perfectamente aterrizó en su rostro.
—Tu tienes algo con tirar almohadas.—Con unas intenciones que fácilmente podía diferenciar, habló.
—Y no fingas que no quieres tocar..
—¿Qué?
—So.. bueno, te veo allá.
—¡Ponte ropa, degenerado!
—Ushh, ya se que no quieres que nadie vea estos abdominales exclusivamente para ti, no seas tóxica, cariño.
El tick en mi ojo se hizo notar por Leonardo, quien me ponía los pelos de punta, amenazando con que la siguiente cosa que le tiraría encima sería la cama.
—Que amargada.. te juntaste mucho con Sae, sal de ahí, cariño. Ahí no es—Seguia alardeando cosas así mientras se colocaba una camisa.
—¿Tanto te costaba? Ahora vete y vigila la puerta, me voy a cambiar.
El asintió en respuesta y salió de la habitación. Me baje con cuidado del camarote y clave mis pies en el piso. Buscando entre mi mochila, la primera cosa que viera. Un deportivo de manga larga negro y un cómodo busco de pantalón blanco y mis tan amadas pantuflas de dinosaurio.
Abrí la puerta y de la forma más inesperada, un cuerpo robusto y pesado cayó encima de mi, tirandome al suelo junto a el. Me queje ya que caí directamente de culo al suelo, con ganas de arrancar esas greñas rubias tan lindas y aparentemente suaves.
—¿Que es lo que tienes en el cerebro? ¡Quítate, peste rubia!—Exclame mientras lo empujaba de encima de mi figura.
—Oye, no fue mi culpa. ¡Deberías haber avisado! Y yo que cuide de ti.. nunca más.
Dijo el, resignado. Carcajie un rato junto a Leonardo para después mirarlo, asentí y acepte mi culpa mientras revolvía sus mechas.
—Bien, bien.. perdón. Vamos a comer, tengo hambre.
—¿Sabes? Yo soy una buena opción.
—¿Tu? Pff.. yo creo que sabrías a comida picante, lo digo solo porque eres rubio, no es nada personal..
—Como novio.
La sangre subió instantáneamente hacia mi rostro, como si no tuviera otras partes del cuerpo, Leonardo Luna dijo eso.. Leonardo Luna dijo eso en broma, es su tipo de humor. Rodeé los ojos mientras me ponía de pie.
—Claro, yo soy inteligente, ¿Sabes?—Dije mientras me iba, sabiendo perfectamente que mis notas son promedio decadencia.
—Lo digo en serio..
Lo escuché, pero fingi demencia, el solo me veía como una chica a la cual ilusionar para después volver a ser su amigo, volver a ilusionarme y así sucesivamente, pero yo ya no caía en eso una segunda vez.
Mientras veía a las mismas chicas que me hablaron el día anterior, pensé en qué tal vez me salí un poco de lugar, es solamente que no me gusta el tipo de persona que abusa de los demás por ser "diferentes".
Evitando su mirada rencorosa, me senté al lado de Sae, seguida por Leonardo quien se sentó a mi derecha, dejándome en medio de los dos chicos apuestos. Tome un sandwich de jamón después de pedir permiso, cuando di la primera mordida, no pude parar y me aspire el sándwich tan delicioso que preparo alguien. Pero tristemente ya no quedaban más, solo alcancé a tomar dos antes de que se los tragaran todos.
Tome mi vasito de jugo y le di un sorbo, deleitandome con el sabor a durazno. Lo deje al lado de otro vaso sin darle importancia y volví a contarles la historia que ya les conté otras 3 veces a Leonardo y Sae de como mi hamster se tiró de la ventana con lagrimitas en los ojos.
—Debi haberlo cuidado más.. que en paz descanse mi querido choclito..
Cuando iba a tomar mi vasito nuevamente, no lo sentí, mire a ambos lados para ver al rubio a mi derecha absorbiendo hasta la última gota sobreviviente de MI vaso. Fruncí el ceño mientras se lo quitaba de las manos.
—No te bastaba con tomarte tu vaso..¡Y te tomaste el mío! Definitivamente nuestra amistad se acaba aquí—exclame a todo poder sin mirar a Leonardo.
—Ush.. por lo menos fue un besito indirecto. Por mi está bien, estaba más rico tu jugo que el mío.
Sentí, por mil y una vez mis mejillas arder, mire venenosamente al rubio a mi lado mientras me aferraba a la idea de que solo estaba alardeando.
—¿Y quién me dará otro vasito? ¿Tu acaso?
Sus ojos dieron un 360° antes de ir a la habitación y volver con una botella "escondida" llena de juguito. Con sigilo, me la paso por debajo de la mesa.
—Shhh.. nadie debe saber que no quiero compartir. Solo tu y Sae, ¿Bien?
—Perfecto, yo no me quejo. Gracias, cariño.
Le ofrecí a Sae, quien se limito a negarse y fulminarme con sus esmeraldas puntiagudas.

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Dos Chicos, Un Problema ||
RomanceEres compañera de clases del famoso futbolista del Real Madrid, Itoshi Sae, siempre lo molestas o le hablas aunque te ignore todo el tiempo. Tras la llegada de otro futbolista famoso del mismo estatus que Sae, pasas diferentes y confusas adversidade...