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-Sae, has estado muy calladito, ¿No crees? ¿Es por la charla con Leonardo?

Pude alcanzar a divisar como sus mejillas se tornaban levemente de un rojo carmín, entonces pude suponer que era un si indirecto que no quería admitir. Crucé mi brazo alrededor de sus hombros con total confianza.

-Saesito, no tengas vergüenza, yo no critico.

-Dejame en paz.

Exclamó antes de finalmente apartarme de un manotazo como siempre. Me quedé estática en mi lugar mientras Leonardo se pasaba al lado mío.

-Y a ese que le picó.

-Algo radioactivo supongo, está más gruñón de lo normal.

-Si se le puede llamar normal..

Ambos reímos juntos hasta casi lagrimear, mi estómago dolía. Cuando nos calmamos seguimos encaminandonos por el obscuro bosque que tapaba el radiante sol de ese día con el guia de fondo recordando cada minuto que tengamos cuidado con alguna rama suelta.

Le contaba a Leonardo como falleció mi lindo hamster, tal y como lo hice con Sae, pero con la diferencia de que Leonardo se aguantaba la risa.

-¿De que te ríes? Esto es serio, nunca más te hablaré.

-Cariño, eso dijiste ayer, antes de ayer y antes, el otro día también y aquí sigues.

Sentí unas frías y grandes manos agarrar mi brazo con fuerza y jalarme contra si mismo. Iba a reclamar a la hasta ahora desconocida persona cuando ví una rama desplomarse justo donde yo estaba parada antes, boquiabierta mirando al pelirrojo que aun sujetaba mi brazo.

-¡Sae, te amo, graciassss!

Decía mientras me aferraba al pecho de Sae. Cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde al ver la expresión disgustada con un sonrojo de Sae. No lo entendía en lo absoluto, ¿Que significaba eso?

Sacudí mi cabeza y le sonreí. Al voltear, el profesor y el guia estaban dando regaños de porque no siguieron sus instrucciones y que me podía haber muerto si me caía esa rama. Exagerados.

Leonardo se acercó a mi y empezamos a hablar de lo más normal con Sae de tercio, lo intentamos incluir pero simplemente es un tipo callado, supongo que el está mejor escuchando que opinando. Entre tanta caminata, finalmente pudimos llegar a una linda vista, una cascada que estaba al otro lado del abismo, era hermoso.

-Entonces jugaremos a las escondidas. Habrán dos buscadores y el resto tendrá que esconderse alrededor bosque, hay una marca de huella en ciertos árboles para que sepan que desde ahí no pueden seguir avanzando, pero el espacio es lo suficientemente grande para que todos tengan un escondite propio.

No tengo idea de en qué momento esto se convirtió en un juego infantil, pero protestar estaba demas, estaría bien revivir la infancia. Leonardo y yo chocamos puños, también le ofrecimos a Sae, quien rotundamente se negó, como siempre. Tenía cara de querer desaparecer, y bueno, si. Contando con su personalidad y mentalidad jugar a las escondidas con 16 años no era para nada adecuado.

-Hay que escondernos juntos los 3, ¿Que les parece?- Pregunto el rubio con cierta emoción, yo acepte y Sae, pues hizo lo que un Sae haría.

-No. Yo dejaré que me atrapen, no pienso jugar esto.

-Ush.. bueno, entonces solo tu y yo, Psykita.

[Sae]

Agradecía eternamente la habilidad de poder controlar mis emociones, porque de no ser así, los celos en mi interior serían muy notorios. No podía soportar ver a ese estúpido nido de pájaros cerca de ella, era algo aborrecible, pero no puedo reclamar absolutamente nada porque ella y yo no somos nada más que "amigos".

Tampoco iba a jugar esto, nunca en mi vida. Ni siquiera en la infancia jugaba este tipo de cosas y mucho menos en mi adolescencia, me niego. Prefiero arder en celos y dejarlos a solas que jugar algo asi.

Me senté en la banca mas cercana al punto de salida, para que sea pan comido atraparme y poder ver mi celular, pensando que así el mal presentimiento que entraba en mi ser desaparecería. "Listos o no, allá voy" fue lo que escuché antes de que los dos chicos que debían atrapar tocaran mi hombro bruscamente.

—¡Pillado! Ups.

Encima dice "ups", este chico será el doceavo en mi lista negra de compañeros de clases, asqueroso. Desbloqueé mi celular a través de mi huella digital y entre a Instagram, solo para ver qué fotos subía el real madrid, no es que me interesara la verdad, es solo para matar el tiempo.

Pronto comenzaban a llegar más personas que habían sido atrapadas por un innombrable y otro chico que no recuerdo exactamente el nombre, simplemente un personaje de fondo que no tenía una importancia en mi, como todos los demás, obviamente, exceptuando a ella.. y quizás un poquito, pero menos de 0 a  Leonardo.

Una chica que obviamente confundía sus nombres con los otros 30 más, se sentó a mi lado y pude sentir sus intenciones de fastidiarme.

—Sae, ¿Por qué estás solito? Pensé que estabas con..Psyche—Dijo su nombre con un tono burlón. Recordando lo que me contó Leonardo, está chica tenía las características de la misma que llamo de una forma no muy amable a Psyche. Yo no le respondí y ella seguía hablando, un fastidio más.

—¿Sabías que Psyche es una persona muy manipulable? Recuerdo que cuando teníamos 11 la usaba para hablarle al chico que me gustaba, pero la grandísima perra lo termino enamorando. Es obvio que algo debe haber echo esa puta, quizás se prostituyo, ya sabes.

—¿Cual era tu nombre? Huh.. olvídalo, no me interesa. Pareces estar descontenta de que Psyche sea mucho más linda que tú, pero sabes que no puedes hacer nada más que "rebajarla" a tu nivel de zorra andante. Adiós.

Me levanté de la blanquita con la que ya me había encariñando. Aún después de esa conversación, el mal presentimiento que tenía no desaparecia.


[Psyche]

—Este arbusto está mejor, ven.

Dijo el rubio halandome del brazo, provocando que me cayera sobre su figura. Me acomodé en la tierra aunque me diera algo de urticaria visual ver la hormiguita que caminaba por ahí.

—De a ratos pienso que Sae siente algo por ti.

—¡Pff..! ¿Estás malito de la cabeza? Para Sae soy la basura parlante más idiota que pudo haber pisado el mundo, pero aún así se le quiere.

—Claro, con razón.

Escuché su risa incomoda y pude notar como mordía su labio, no entendía el porque de su actuar algo raro, pero no le di importancia, hasta que escuché mi nombre salir de sus labios.

—Psyche.. ¿Quieres ser mi novia?

Espera, esto era tan jodidamente apresurado, lo está diciendo de broma seguramente. Llevamos solo unos cuantos meses de habernos conocido y está pidiendo una relación.. pero no podía negarme tampoco, en los meses que llevábamos de amistad Leonardo se hizo su propio espacio en mi corazón, era una buena persona a la que tuve la suerte de conocer.

—¿Lo dices enserio?

—Puedo demostrarlo.

Su calida mano agarro con sutileza mi mentón y me acerco a el con desesperación, nuestros labios impactaron con suavidad entre ellos, pero el beso no era intenso. Me hacía sentir maripositas en el corazón y cerrar los ojos tal cual película de Disney.

Cuando nos separamos, pude ver, por primera vez un sonrojo en el rostro de Leonardo, significa un todo para mí viendo su sonrisa tan brillante como el sol de ese día.

—¿Esto significa que me aceptas?

—Somos novios.

Dos Chicos, Un Problema ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora