Eres compañera de clases del famoso futbolista del Real Madrid, Itoshi Sae, siempre lo molestas o le hablas aunque te ignore todo el tiempo.
Tras la llegada de otro futbolista famoso del mismo estatus que Sae, pasas diferentes y confusas adversidade...
Al día siguiente, no pude sentarme al lado de Leonardo, ya que Sae ese día si vino a clases. Como era un pasatiempo y mi favorito, empecé a hablarle a Sae aunque probablemente no escuchará ni el 10% de mis anecdotas.
—¡Saee! Ahora que recuerdo un detalle muuuuuy importante.— El seguía haciendome caso nulo, como si fuera yo hablando con la pared rayada de al lado.
—¡Ayer llegó un compañero nuevo! El juega fútbol, como tu, se llama Leonardo Luna.
—¿Leonardo qué?
Me sorprendió que por fin se dignara a si quiera decirme 2 palabras, y eso que estaba de buen humor según yo.
—Ohh, no lo sé. Debiste haberme prestado atención.
Me fulmino con aquellos ojos turquesas y sin expresión más que una en general, y todos sabemos cual.
Un tick apareció en mi ojo cuando la compañera de clases que se sentaba delante de nosotros, le dijo el nombre de Leonardo.
—Uh..
—Pasando de tema, ¿irás al paseo?
—No.
—Si irás
—No, dejame en paz y desaparece.
Rodé los ojos y me decidí a prestar atención al profesor, pero era realmente complicado. Al rato, estaba en una batalla con la mosca que había en el salón de clases, me la ponía difícil, si la pierdo de vista, pierdo.
—Bien, agarren sus cosas y al gimnasio todos.
Casi paso de largo que estábamos en educación física. Agarré mi botella de agua y empecé a bajar las escaleras, siendo seguida por Leonardo.
—Espera, espera, espera. ¿El que esta atrás de nosotros no es Sae Itoshi?
—¡Si! ¿Por?
—Ah.. No es nada.
Logré ver su sonrisa maliciosa "disimulada". Cuando entramos todos al gimnasio y me volteé para hablarle a Leonardo, desapareció. Lo vi unos metros más atrás, molestando a Sae. Suspiré y lo deje ser, es bastante divertido mosquear al pelirrojo.
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—¿Y como te cae ___? Para mi, es una chica agradable y graciosa. ¿Sabes? El otro día sin querer le di un balonazo en la cara.—Dijo Leonardo mientras deslizaba su brazo a través de los hombros de Sae, quién de un manotazo los apartó.
—No me hables como si fueramos amigos de toda la vida.
—Sisi, ya dime.
—¿Qué te importa? Tu y ella son igual de molestos, hablan hasta por los codos, ojala se recuperen pronto.
—Auch..
Sae suspiró y se adelantó a Leonardo, pero el seguía igualando su paso, la vena de frustración ya se hacia presente en la sien de Sae.