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Después de que el amigo de Sae se fuera del apartamento, pasamos la tarde juntos, planeando cosas a futuros. Ahora nos encontrábamos en el aeropuerto, esperando nuestro avión, también estaba Rin y Shidou sentado al lado nuestro. Ellos dos se iban a Paris por el fichaje del PxG, Sae decidió acompañarlos porque también tenía uno que otro asunto que atender por allá y me invitó a mi ya que era verano.

Le propuse ir a pasear por ahí, ya que todavía faltaba media hora para que recién llegase el avión. El aceptó y estábamos caminando por el mini "centro comercial" que había. Agarrados de la mano mientras conversábamos.

—Sae, ¿Cuantos hijos te gustaría tener?—Pregunté, amaba hacer este tipo de preguntas y más con una persona tan cercana y amada por mi como Sae.

—Si es contigo, no me molestaría tener 10.— Sonreí genuinamente mientras me volteaba a verlo.

—Yo quiero tener 3 hijos como máximo. Dos varones y una dama, ella debe ser la menor. Debe ser la princesita de la casa.

—Entonces tu serás mi reina.—

El se quitó la gorra que traía puesta para que no lo reconocieran. Se inclinó hasta mi altura y me dió un corto pero largo beso. Era realmente bueno besando, la forma en que su lengua pedía entrar y explorar mi boca era adictiva.

Mis mejillas se calentaron y desvíe mi mirada hacia el suelo.

—¡Sae, Sae!— Una niña pequeña, de unos 8 años se acercó a nosotros, o más bien a Sae. Tenía un celular que al parecer era de su madre en las manos.—¿Una foto..?—La forma en que los grandes ojos de la niña brillaron me hizo sonreír inconscientemente. Miré a Sae, esperando una respuesta, pero su rostro era un completo no.

Lo miré mal, el suspiró y tomó a la niña en brazos.

La madre de la niña llegó disculpándose por la interrupción, Sae no respondió nada, porque para el esas disculpas eran merecidas. Le di otra mirada mal a Sae antes de dirigirme a la mujer.

—No se preocupe, señora.—Dije mientras le sonreí cálidamente, a diferencia de Sae, el bajó a la niña cuidadosamente Pero ella seguia agarrada de su meñique.  La pequeña niña se acercó a mi, sus grandes ojos no se molestaron en ocultar como escaneaban mi cara.

—Que linda, yo quiero ser así de grande, mamá.—Dijo la niña señalando mi rostro, mi corazón se derritió en ese mismo instante. Si todos los niños fueran así, querria tener muchos hijos. Le di unas palmaditas en la cabeza antes de despedirme de ella y su madre.

Cuando se fueron, me voltee hacia Sae con el ceño fruncido, el estaba con las manos en los bolsillos. Crucé los brazos al darme cuenta de que Sae estaba indiferente ante su actitud.

—Fuiste grosero.—

— ¿Y por qué te enojas conmigo? Fuiste tu la que me dijo que no le hablara a otras mujeres. —

No pude resistir la tentación y empecé a reírme a carcajadas, agarrándome el estómago.

—¿Qué es tan gracioso? —

Me encontraba en el avión viendo como despegaba por la ventana, Sae accedió a darme el asiento al lado de esta sin ninguna queja, como si yo fuera su nila consentida.

Las horas pasaban y ya iban 3, no podía dormir muy fácil debido a la sensación de revolución en mi estómago, era normal y lo veía venir porque es primera vez que viajaba en avión.

Cuando sentí la cabeza de Sae caer en mi hombro, me quedé petrificada en mi lugar, inclusive dejé de respirar. Sae estaba durmiendo en mi hombro y yo no podía pedir más, nunca me hice una imagen de Sae así, por lo tanto vivirlo es una experiencia totalmente diferente.

Dos Chicos, Un Problema ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora