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Cuando entre a la escuela, había un inusual grupito todos amontonados. En el centro había un rubio de ojos verdes, nunca antes lo vi pisar esta escuela, así que supungo que es nuevo.

Subí las escaleras como pude ya que estaban repletas de estudiantes desesperados, justo cuando iba a agarrar la manija de la puerta, sentí un toque en mi hombro, lo que me hizo voltearme en su dirección, pero no había nadie, mire al lado contrario y ahí estaba el rubio de antes.

—¿Este es tu salón? Si es así, somos compañeros. ¿Cual es tu nombre?

—Soy Psyche, ¿y t-

—Dejemos las presentaciones para después. Entren.—Dijo el profesor de química abriendo la puerta por nosotros.

El chico sonrió y procedimos a entrar los 3. Todos se quedaron mirando al chico a mi lado, literalmente olvidando mi presencia en el metro cuadrado. Como siempre, me fui a sentar al fondo, ya saben, hay más pros que contras ahí atrás.

Cuando ya estuvimos todos en silencio, aquel rubio se presentó.

—Soy Leonardo Luna, espero llevarme bien con todos.—Después de hablar, inmediatamente se dirigió a la silla vacía a mi lado.

Leonardo Luna.. De algo conocía ese nombre, pero no podia recordar exactamente qué.

Estuvimos toda la clase conversando en lugar de estar poniendo atención en la materia nueva. Totalmente lo opuesto a lo que se debe, pero, la vida es una y se vive al máximo.

Nos regañaron 2 veces por estar hablando, pero aun así seguimos haciendolo. Cuándo te interesa alguien, suele pasar eso.

—Psyche, en el receso, ¿Podrías mostrarme la escuela?

—¡Claro! Será un tour profesional.

Ambos reímos y esperé con ansias a que terminara las clases.

Estaba apunto de quedarme dormida en cuanto sonó el típico "ring" que indicaba el inicio del receso. Como por arte de magia, me levante de un salto con todos los ánimos del mundo, mirando a Leonardo, quien me guiñó un ojo.

Rápidamente me volteé para evitar filtrar mi sonrojo ante el. Realmente este chico era interesante.

****************

—Y este es el baño. Ve tu a ver, yo no puedo ya que es el de varones. ¡Aquí te espero!

—Perfecto. Enseguida vuelvo, no me tardo.

En la espera, empecé a ver videos en mi celular hasta que uno de ellos llamó mi atención. Estaba Sae Itoshi y al parecer, algo que me confundió mucho, el rostro de mi nuevo compañero. Estaban jugando futbol.

—De algo me sonaba, pero.. ¿Futbolista?

—¡Aquí estoy!

Di un saltito en mi lugar al escucharlo repentinamente, me volteé a ver su rostro, efectivamente era Leonardo.

—Así que eres un futbolista, ya me sonabas de algo.

—Huuh, me ofendes, chica. Pensé que todos en espeña sabrían quien soy.

Carcajie un poco junto a Leonardo.

—Sé que juegas fútbol profesional y seguramente el club de fútbol de esta escuela no se compara contigo, pero no estaría mal jugar un poco, ¿no?

—Ahorrate las palabras, probaré.

Después de aquella corta charla, que me costo procesar en tan poco tiempo que el rubio a mi lado era un famoso de alto estatus y yo.. una estudiante, llegamos a la cancha de pasto sintético.

—Bien, yo te esperare aquí.

Dije mientras me encaminaba hacía las gradas, claramente me senté debajo de la sombra ¿quien no? Estaría mal de la cabeza si se sienta a pleno sol.

Como era de esperar, Leonardo regateo sin esfuerzos a todos los jugadores, no le pasaba el balón a nadie porque literalmente podía solo.

Un grupo de chicas se acercaron desesperadamente corriendo hacía a mi, gritaban como locas mi nombre, algo raro.

—!Ese era Leonardo!
—¡Cuéntanos de el!

Pase desapercibida, como si no me estuvieran hablando a mi, cosa que rápidamente se dieron cuenta, pero para ese entonces ya estaba 10 metros lejos de ellas.

—Uff, casi.

Volteé buscando con la mirada a cierto rubio de ojos verdes, pero en vez de eso, solo me encontré con un balón a 2 centímetros de mi cara y.. ¡Boom! ¡Balonazo! No me di cuenta de que estaba en plena cancha y mucho menos de que los jugadores estaban horriblemente cerca de mi.

Caí tiesa al suelo mientras un equipo se acercaba a mi celebrando.

—¡Buen headshot, Leonardo!

—Uy.. Yo no fui.

—¿Qué cosa..? No me duele. —Dije mientras gotitas de sangre caían de mi nariz.

Me encontraba en la enfermería con la respectiva persona dandome una bolsa con hielos o algo así, tenía la nariz roja por el impacto del golpe del balón, quizas quien me lo metió

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Me encontraba en la enfermería con la respectiva persona dandome una bolsa con hielos o algo así, tenía la nariz roja por el impacto del golpe del balón, quizas quien me lo metió. Mire de reojo a Leonardo, quien notó mis ojos venenosos.

—Pero hiciste gol..

—¡Pff!—Ese comentario me hizo tener un ataque de risa, que parecía más como si me estuvieran torturando que a otra cosa.

Después de estar como 2 minutos riendome y la espantada mirada de Leonardo sobre mí, me limpié las lagrimitas que cayeron de mis ojos debido a la risa.

—No olvidaré esto, Leonardo.—Hablé en un tono del que pareciera que mi vida dependiera de ello.

—Claro..





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Dos Chicos, Un Problema ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora