El silencio cayó sobre la habitación y la tensión se disparó. Mingyu abrió un portal bajó sus pies y gritó.
- ¡Todos adentro! - jaló a Wonwoo quién estaba en shock por el grito - ¡Rápido!
En un parpadeo estaban en Elium y, en el momento en el que el portal se cerró, el hilo rojo desapareció por completo. El estruendoso sonido se sintió en todo Paradise y en Erat. Mingyu cayó al suelo llevando consigo a Wonwoo en un abrazo agonizante. Su corazón latía y el miedo se había hecho cargo antes que la razón. Si Kun estaba allí, sabía que Wonwoo era un objetivo. Susurró disculpas al oído de su ángel sintiendo la culpa caer sobre sus hombros. Wonwoo, para su propia sorpresa, abrazó a su demonio como pudo y besó su mejilla tratando de calmarle.
- Joohyun – llamó por su nombre suplicando con la mirada - ¿Puede Mingyu quedarse en mis aposentos?
- Por supuesto que sí, Wonwoo – respondió afirmativamente – Los transportaré allí.
Mingyu controlaba las sombras para transportarse pero, Joohyun controlaba el hielo de todas las maneras posibles. Les envolvió en una bola de cristal y los movió a ambos como si no pesaran nada. La habitación de Wonwoo era simple y sencilla mas con Mingyu allí se sentía cien veces diferente.
- Cariño – susurró Wonwoo en su oído con ternura – Estamos a salvo.
- Nadie está a salvo ahora, zafiro – replicó mirándole – Y yo te he hecho un objetivo.
Quizás fueron las ganas ocultas que tenía de hacerlo o quizás fue que quería calmarlo de una manera real. Wonwoo atrapó los labios de Mingyu en un beso tierno y suave que ambos necesitaban. Sabía que no era el momento pero, desvió la atención lo suficiente como para que su moreno se relajara. Wonwoo abrazó a Mingyu por el cuello y lo situó encima de su cuerpo dónde pertenecía. Acarició su mejilla profundizando el beso y se dejó llevar por el aroma seductor que el demonio tenía. Se sentía caliente por todas partes y la dicha de tenerlo cerca desvió la mente de Mingyu hacia su pareja.
Rompió el beso y la sonrisa perezoza que pintó su rostro fue algo precioso. Mingyu apoyó sus frentes juntas y suspiró abrazándole más cerca.
- Me besaste – susurró con los ojos oscuros – Nunca pensé que lo harías.
- ¿Sabías que eres hermoso en tu forma natural? - devolvió el ángel – Amé tus ojos violeta y esa fiereza en tu rostro.
- ¿No me tienes miedo? - preguntó perplejo el demonio con una emoción burbujeante en el pecho – Yo pensé que me temerías.
- Prometiste nunca hacerme daño y yo sé que lo cumplirás, Mingyu – apoyó su frente en la contraria – Necesitamos descansar hoy. Ha sido un día muy intenso y no quiero que te pase factura.
- Wonwoo, tu no lo entiendes..
- Lo hago, tesoro – susurró acurrucandose más cerca – No sabemos que pasará mañana y si, decide que soy un objetivo entonces no tendremos futuro cercano pero, prefiero que me abraces, me beses y crees recuerdos commigo precisamente por eso. Kun es una amenaza a derrotar pero tú, necesitas descansar para calcular sus movimientos.
Mingyu le observó meditando sus palabras y halló la razón en cada una de ellas. Él y la reina sabían de lo que aquel caído era capaz, y él acababa de recibir el regalo más grande que el mundo podía darle. Tenía que descansar, que derrotarlo y vivirían en paz por siempre. Mas esa noche decidió que su pareja tenía razón. Envolvió a Wonwoo más cerca y respirando el olor de su chico, se quedó dormido en calma.
Los suaves ronquidos de Wonwoo le despertaron y, parpadeó dándose cuenta de que estaban aún en Elium. Wonwoo se veía tan hermoso dormido con el semblante tranquilo que deseó poder capturarle en una pintura. Tenía el cabello desperdigado por la cama y un aroma muy sutil a suyo. Por primera vez, el corazón de Mingyu se sintió verdaderamente en casa. Estiró sus extremidades y bajó de la cama con suma lentitud. La habitación de Wonwoo estaba tan descubierta como el alma de su ángel pero, a la vez, era tan su personalidad que le sorprendió. Sin embargo, deseó poder regalarle un toque de color lavanda entre tanto azul celeste.
- ¿Por qué no estás a mi lado? - susurró el ángel abriendo un ojito para buscarle – Ven...
Mingyu rió en voz baja y se acercó a su cuerpo. Wonwoo le abrazó pegandose a él al instante y era algo tan adorable de ver, que hasta unió sus labios buscando un beso corto.
- Pareces más un gatito adorable que un ángel atemorizante – besó sus labios y su frente – Te ves tan adorable reclamando un beso en la mañana.
- Es tu culpa, sabes – protestó rodando los ojos – No es como si hubiera besado a muchas personas antes ni hubiera deseado que me abrazaran hasta que lo hiciste.
- ¿En serio? - Mingyu parpadeó arqueando una ceja sin poder creerlo - ¿Soy el primero en besarte, zafiro?
- No dejes que se te suba a la cabeza, Majestad.
Un poco demasiado tarde para decirlo pues en cuestión de segundos, tenía a Mingyu encima suyo haciéndole reír y robándole más besos. Como deseaba que sus mañanas empezaran así sin tanto drama. Decir que pasaron su mañana de esa manera pasando tiempo de calidad como la pareja recién formada que eran, era decir un eufemismo. Ni siquiera intentaron levantarse cuando el Sol tocó el espejo de la habitación de Wonwoo.
- Quiero llevarte a mi casa – Mingyu susurró en su oído en un momento de la mañana – No sé cuanto tiempo de tranquilidad o cuanto podremos disfrutar hasta que nos interrumpan porque nos necesitan.
- ¿Crees que Kun actúe tan rápido? - preguntó Wonwoo burbujeante de curiosidad - ¿Cúal es el objetivo?
- Aún es muy temprano para saber quién es el objetivo pero, temo que actúe más rápido y no podamos detenerlo a tiempo.
- Mingyu, tú eres el demonio más fuerte que conozco y estás dispuesto a ayudarnos – comentó Wonwoo con su mano en el corazón del demonio – Tú puedes vencerle.
- Yo le quité lo que más amaba, Wonwoo. Si Kun está buscando venganza por ello, su objetivo serás tú.
La realización golpeó a Wonwoo como un cubo de agua fría pero, negó. Si él era el objetivo de aquel psicópata, lo enfrentaría como fuera. Y si era Mingyu también lo haría. No estaba dispuesto a perder a su almae solo porque algún loco había obtenido lo que se merecía en su momento. Sabía que Mingyu si estaba muy preocupado por ello así que, tomó su mano y con la mejor de las sonrisas dejó que la emoción le llenará.
- Llévame a tu casa, Mingyu – sonrió ante la mirada sorprendida del demonio – Aprovechemos bien el tiempo entonces.
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El Corazón del Demonio (Meanie)
Fiksi PenggemarKim Mingyu es el antiguo Rey de los Demonios, el dueño de las almas perdidas del Hades. Ha estado atado a la Erat por siglos y la soledad que arropa su corazón comienza a hacerle mella. Cuando su sobrino Chan cumple la mayoría de edad para reclamar...