| VIII |

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Atlanta, 2:00 pm.

—¿Qué pusiste en animal con "R"?

Hele, Beth, Carl y Tara se encontraban jugando Basta con las cosas de Judith.

Ross estaba solamente viendo, pues le parecía una perdida total de tiempo y, según ella, estaba harta de ganarles cada que jugaban.

—Ross— Respondió Hele.

Tara fue la primera en soltarse a reír, estallando completamente. Carl trato de no hacerlo, pues no quería burlarse de su hermana, pero cuando Beth y Hele comenzaron a reír tambien, no pudo evitarlo.

La chica solo volteó a verlos de forma completamente ofendida e indignada.

—¿De qué tanto se ríen?— Rosita pregunto mientras entraba, sonriendo con confusión al verlos asi.

Maggie venía justo detrás de ella, algo de lo que la mayor de los hermanos Grimes no se percato.

—Lo normal, nos burlamos de Ross— La rubia menor se encogió de hombros.

—A veces me siento agredida— Susurró la nombrada, fingiendo tristeza.

—Y no es para menos.

Al escuchar su voz, volteó rapidamente. Casi como el exorcista.

—Ross es bastante exagerada ¿lo sabían?— La otra rubia habló.

—Vaya, descubriste América, Beth— Respondió con ironía.

—En fin.. ¿Qué hacen aquí?— Miró a su hermana mayor.

—¿Acaso no puedo venir a mi propia casa?— Exclamó Maggie ofendida.

Cierto, estaban en su casa.

—Si, pero siempre que estamos nosotros nunca vienes— Respondió con las cejas elevadas. Su hermana volteó los ojos.

—Necesito hablar con Ross.

—¿Conmigo?— Rapidamente se puso de pie.

Todos sonrieron con cierta complicidad.

—¿De qué quieres hablar con Ross, querida hermana?

Todos la miraron, atentos ante su respuesta.

—De nada que sea de su incumbencia— Sonrió con sarcásmo. Luego se eso fue hasta la puerta— Ross ¿vienes?

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—Muy bien, es ahora o nunca— Murmuraba para si misma.

Al ver como Maggie estuvo a punto de hablar, la interrumpió rapidamente.

—No sé que quieres decirme, y realmente me interesa, pero no pretendo dejarte hablar hasta que escuches lo que yo debo decir— Habló tan rápido que apenas y ella misma pudo procesar sus palabras.

Greene trato de decir algo, pero ella siguió hablando.

—Me gustas, Maggie. Me gustas demasiado— Confesó con nervios.

De nuevo, Maggie trato de hablar, pero no se lo permitió.

—No pretendo que despues de esto me correspondas y seamos una pareja feliz, se que asi no son las cosas— Se tomó solo un momento para poder tomar aire, pues diría lo siguiente sin ni una sola pausa— Me gustas a formas que podría decir que ni siquiera son buenas. Eres hermosa físicamente, pero sobretodo lo eres sentimentalmente. Eres una persona maravillosa y, a decir verdad, eres bastante buena para mi y para el resto del mundo. A veces siento que eres irreal, algo que es estúpido, porque tu belleza es lo más real que he visto en toda mi maldita vida. Cada cosa que dices me alegra el día, la semana, el mes, el año, ¿qué más da? La vida entera. Eres tan especial para mi, me haces sentir como nadie más lo había hecho nunca. En solo minutos logras más de lo que nadie ha logrado en mucho tiempo, hacerme sentir amada. No quiero que tomes esto como un momento de confusión, porque no lo es, al contrario, es lo más sincero que he dicho en mi vida— Explicaba agitada, pues no se detuvo ni un solo momento— Me da tanto miedo perderte. No soportaría que te sucediera algo, eres mi luz del cielo, como aquella constelación, ¿la recuerdas?— Maggie apenas y pudo asentir— Eres esa parte que me faltaba para poder ser feliz. No me importa una mierda el mundo en el que estamos viviendo, no me interesa el apocalipsis, los caminantes, esta vida, nada. Lo único que quiero es estar contigo. Comprendo totalmente que no sientas lo mismo por mi, no quiero que te sientas obligada a decir que me amas, porque tal vez no es asi y estoy dispuesta a aceptarlo. Solo quería decirtelo, porque no puedo vivir con este sentimiento oculto toda mi vida. Se que aunque el tiempo pase no dejare de sentir esto por ti, pero tambien se que en cualquier momento me puede suceder algo o, peor, a ti, y esa idea me mata. Por eso quiero apresurarme a decir esto antes de que sea tarde y pueda arrepentirme de no haberte valorado.

Cuando por fin se detuvo, ambas se quedaron en un shock total. Ross estaba tan sorprendida de haber dicho todo eso. Maggie estaba aún más sorprendida que ella de haberlo escuchado.

—Y aprovechando que ya hice el ridículo y quede como una idiota, tengo más que decir— Al escuchar eso, Maggie no pudo evitar sonreir—  Te daré tres motivos para que despues de mi momento de idiotez aceptes estar conmigo.

Greene no sabía si reír o acercarse y besarla como su no hubiera mañana. Pero finalmente, opto por escuchar sus motivos.

—Primer motivo: Te amo, eres el amor de mi vida y mi alma gemela. Estoy segura de eso.
Segundo motivo: Me amas, soy el amor de tu vida y tu alma gemela. No preguntes como lo se, solo lo se y ya.
Tercer motivo..— Se quedó pensando un poco— ¡A la mierda con el tercer motivo! ¡No hay un tercer motivo! El caso es que hay algo que me dice que debemos estar juntas, y estoy segura de que tambien a ti. No pienso perder el tiempo mirandote y sintiendo que nunca voy a poder estar contigo, porque hay una oportunidad y..

No pudo terminar, pues Maggie la tomó por las mejillas de forma desprevenida y lo hizo, la beso.

Ross espero ese momento toda su vida. Siempre pensó que cuando sucediera se iba a quedar quieta y sin saber como corresponder. Pero eso no fue lo que paso, fue todo lo contrario. Sus labios parecían complementar perfectamente con los de ella, como si estuviesen a la medida. Se movían a sincronía, recorriendose mutuamente. El sabor dulce de sus bocas comenzaba a mezclarse.

Fue el mejor beso de sus vidas. No solo fue tierno, dulce, suave y delicado, sino que expresaron muchos sentimientos. Sentimientos que habían estado escondiendo desde hace bastante tiempo.

A los pocos segundos tuvieron que separarse, pues tenían que recuperar aire. Se quedaron en un silencio tranquilo y para nada incómodo. Sus labios aún se encontraban casi pegados, rozando, pero sin tocarse completamente.

—Ahora si, ¿qué pretendias decirme y por qué me fuiste a buscar?— Murmuró Ross.

Maggie solo pudo reír con ternura. ¿Cómo le decía que sus intenciones tambien eran hacer el ridículo y declararse de la forma más cursi posible?

—No arruines el momento preguntando cosas que ya no recuerdo.

Despues de eso ambas sonrieron. Estaban más felices que nunca.

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⋆·˚ ༘ * 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒊𝒎𝒆𝒔 𝒐𝒇 𝒂𝒑𝒐𝒄𝒂𝒍𝒚𝒑𝒔𝒆 ⋆·˚ ༘ * Donde viven las historias. Descúbrelo ahora