Conociendo

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-Mira, cógele con cuidado la cabecita, así, muy bien.-

A Martin y Juanjo se les saltaban las lágrimas al ver a Clara cuidar tan bien de Hugo, el nuevo integrante de la familia. Desde que llegaron a casa, ya estaba deseando verle, dando saltitos cuando escuchó la puerta abrirse, indicando la llegada de sus padres con su nuevo hermano.

-¡Hola!- Dijo ella en un estridente chillido, que pronto fue silenciado por Martin para que no despertara al bebé.

-Hola mi amor.- Dijo este mismo, agachándose para quedar a la altura de Clara. - ¿Qué tal has estado con la tía, seguro que bien, a que sí?-

-Si papi, hemos jugado a las cocinitas y me ha hecho una trenza, mira que guapa.- Respondió ella en un susurro, después de las indicaciones de su padre de mantener silencio

-Muy guapa bebé.- Dejó un beso en su mejilla y se levantó para hablar a María.

-Bueno, os dejo solos.-

-Si, muchas gracias María, te quiero.-

Sin decir nada más, esta salió por la puerta, y en la casa se quedó la familia, de ahora cuatro integrantes, con un silencio y una paz que se vio interrumpida con el sonoro llanto del recién llegado.
Esto hizo que Clara se tapara los oídos, ya tenía una primera queja.
Martin al verla hizo un puchero y la cogió de la mano para llevársela a su habitación, cerrando la puerta para intentar callar un poco el ruido. La tenía que explicar muchas cosas.
Se sentó en la cama y su hija hizo lo mismo en su regazo, haciendo que el vasco envolviera su cintura.

-Clarita, esto es muy nuevo para ti, pero créeme, te vas a acostumbrar tarde o temprano. Son muchos cambios en muy poco tiempo, pero si nos ayudas a cuidar de Hugo, lo haremos mejor, entre los tres. ¿Te parece?-

-Pero.- El discurso de su padre hizo que a Clara se le rompiera la voz. -¿Vais a seguir queriéndome igual, verdad? Como yo os quiero a vosotros, igual que quiero a mi hermanito.-

-Pero mi amor.- Dijo Martin, sujetando la pequeña cara de Clara con sus manos.- Papá y yo nunca dejaremos de quererte, siempre vas a ser nuestra pequeña, pero ahora, tenemos que compartir el amor con otro bebé. Os queremos a los dos por igual, siempre lo haremos.-

Martin dejó un beso en la frente de su hija cuando esta ya estuvo un poco más calmada. Ver los ojos llenos de lágrimas de su hija le había roto el corazón, ya que no sabía el qué le había hecho pensar que dejarían de quererla, cosa que nunca pasaría.

Justo después de este emotivo momento, se dieron cuenta de que la casa estaba en completo silencio, indicando que Hugo ya había dejado de llorar, y escucharon como tocaban a la puerta.
Era Juanjo, dejándose ver con el bebé en brazos, vestido con un mono de estrellitas. Era precioso.
Una sonrisa se instaló en la cara de su marido, había elegido al correcto para pasar la eternidad.

-Bebé, ¿le quieres coger?- Preguntó el maño aprovechando que estaba sentada en las piernas de Martin.

Clara miró a su padre, esperando su aprobación, y cuando este asintió con la cabeza, miró al frente con una sonrisa.

-A ver, mira, pon los bracitos así, en cucharita. Eso es. Ahora, ten mucho cuidado, a lo mejor pesa un poquito, pero no te preocupes, está papi contigo.-

Clara escuchaba atentamente todas las instrucciones que le daba su padre, impaciente por tener a su hermano ya en sus brazos. Y cuando lo hizo, fue la imagen más tierna del mundo.

-Hola, hola Hugo. Soy tu hermanita Clara. Me han dicho nuestros papás que no sabes hablar, ni andar ni jugar a las cocinitas. Pero no te preocupes, que yo te voy a enseñar.-

Proseguido de esto, le besó en la frente, tal y como hacían sus padres con ella.

A Juanjo y Martin se les caían las lágrimas con esta escena.
La habían criado de una manera tan delicada, que ahora se estaba proyectando en como trataba a los demás.
Les impresionaba la madurez que podía llegar a tener Clara a pesar de su corta edad.
Y eso lo habían hecho ellos.
Con amor y delicadeza.

Seis meses más tarde, se encontraban los cuatro en el sofá.
Clara estaba apoyada en el costado de Martin, mientras este le rodeaba, y Hugo estaba sobre las piernas de Juanjo, que le estaba haciendo caras y moñerías para intentar que emitiese una carcajada. Por más que lo intentaran, no se reía, era como imposible.

-Por dios, es que no se ríe ni aunque le paguen.-

De repente, algo pasó.
Un estornudo de Clara les sacó de sus pensamientos.
Eso y el ruido que vino después.

Al parecer, a Hugo le había encantado el sonido que había emitido su hermana, ya que justo al oírlo, soltó la carcajada más tierna que habían oído nunca.

Juanjo y Martin se miraron sorprendidos, y luego dirigieron los ojos a su hija, que ni siquiera se había enterado. Y por último, miraron a su hijo, que seguía con una sonrisa en la cara

-¿Te ha hecho gracia eso mi niño?- Dijo Juanjo con voz de bebé.

En respuesta, Hugo solo se volvió a reír, cosa que se tomó como un sí.

-Ay, mi niño.- Dijo él, levantándolo de su regazo para acostarlo en su pecho, llenándole la cara de besos.

La sonrisa de sus hijos eran la imagen más bonita que Juanjo y Martin tenían en esta vida.


HOLAAAAAAAAA, me he inspirao oye, y al final habéis tenido hoy el capitulo.

Me ha encantado tanto escribir este, espero que a vosotros también os guste.

Decidme que opinaisssss.

Vuestros comentarios y que vayais comentando las historias me alegra muchísimo y me motiva un montón, no dejéis de hacerlo 🥹🥹

os quiero 💝

One Shots Juantin | KID FICSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora