VI

349 43 3
                                    

La lluvia comenzó a caer suavemente mientras Hanbin avanzaba por una calle oscura y se detenía en lugar poco concurrido. Abrió la puerta del auto bajándose dejando confundido al castaño, abrió la del asiento trasero y se sentó cerrando con seguro.

—Ven —se desabrochó el pantalón sacando su miembro a la vista de Hao, quien se mordió el labio inferior

Desde el asiento delantero se pasó al trasero por medio del espacio entre los dos asiento del frente. Se sentó al lado de Hanbin y tomó su polla entre sus manos. Era tan grande que sentía que podía venirse con sólo verla.

Sus pupilas se dilataban cada que lo acariciaba. Lamió la punta escuchando un leve gruñido de la boca de Hanbin. Si era un sueño no quería despertar.

Tuvo que abrir enormemente su boca para lograr que entre todo, y nisiquiera pudo lograr llegar hasta la raíz. Sentía las manos del pelinegro acariciando y jalando su cabello por el placer.

—Ah... Ah... —Hao escuchaba sus gemidos y eso lo hacía chuparle la polla con muchas más ganas —lo haces tan bien... pensé que Soobin solo estaba bromeando

—¿Soobin?

—Me dijeron que eres muy bueno, y veo que Gyuvin también disfrutó contigo —jaló a Hao quitándole la camisa y dejándolo sólo en corbata —ahora cállate y continúa —empujó su cabeza hacia su pene

El castaño se encontraba en cuatro el asiento y Hanbin colocó uno de sus dedos en su entrada descubierta.

—Mgh... —dio un gemido ahogado

Le excitaba el hecho de estarse preparando mutuamente, por fin iba a follar con Hanbin como tanto deseaba, estaba dispuesto a ser suyo esa noche, aunque mañana ni siquiera le hable, quería sentirse en el cielo con él.

—Móntate y cabalga —ordenó y el castaño hizo caso

Se sentó sobre el regazo de Hanbin sintiendo como este insertaba su miembro dentro. A pesar del dolor, Hao disfruta cada segundo de la ola de calor que recorría su cuerpo.

—¡Ah... ah... mierda... mgh...! —sentía como bajaba lentamente y Hanbin empezaba a moverse

—¿Siempre estás así de abierto para cualquiera? —sonrió con superioridad —de cierta manera me excita que seas tan fácil

—Me estaba guardando para ti...

—¿Para mí? —carcajeó —¿por eso te cogiste a 3? —dio una fuerte embestida

—¡AH!, no fue así, yo... mgh... mgh...

—Disfrutas el sexo como una perra, me encanta eso —empezó a dar estocadas más fuertes para hacerlo gritar

—Hanbin... Hanbin... mgh... más... más —gemía cerca de su oído —rómpeme

—¿Quién te crees tu para darme órdenes? —tomó su cuello entre sus manos y apretó —tu sólo me haces caso a mí, ¿entendiste?

—S-sí... mgh, mgh, ngh

Hao saltaba mientras Hanbin lo penetraba al mismo tiempo, las lunas del carro se terminaron por empañar mientras el agua de lluvia caía con más fuerza.

—Me aburrí, ya quítate

—¿Qué?

—Me aburrí de estar aquí, es muy incómodo, vamos a mi departamento

—¿Tienes un departamento?

...

Al abrir la puerta, Hanbin tiró todas sus cosas quitándose la ropa y la de Hao inmediatamente.

Había un ventanal grande en el cual, el pelinegro apoyó al contrario contra este teniendo la vista de los edificios alrededor. Pero ni siquiera le importó que todos vieran, estaba orgulloso que sea Hanbin quien lo esté haciendo gemir.

Lo embestía cruelmente y este sólo gemía sin quedarse de nada, lo tomó del cuello acercando su mejilla hacia él la cual lamió.

Le dio la vuelta golpeando su espalda contra el ventanal y lo cargó en el aire haciéndolo saltar repetidas veces com enormes gritos de por medio.

El pelinegro dejaba mordidas por su cuello y pecho. Poco después de hacerlo saltar, lo llevó hasta su gran cama en la cuál lo acostó y llevó sus piernas hasta sus hombros comenzando a embestirlo nuevamente.

—¡AHH!... mgh, mgh, ah... —sentía que se iba a correr en cualquier momento, sin embargo Hanbin parecía estar recién empezando

Hao disfrutaba de la vista de tener al pelinegro encima de él siendo responsable de todos sus deseos, se veía tan sexy lleno de sudor cayendo por su cuerpo y su respiración agitada cada vez que arremetía contra él.

Hanbin tomó uno de sus pies lamiendo la planta y chupando uno de sus dedos haciéndole cosquillas al contrario que convirtió en gemidos. Y próximamente rodeó el cuello del castaño y apretó mientras lo follaba.

Hao sentía como si le faltara la respiración pero el nivel de excitación no lo dejaba pensar, quería que lo asfixie hasta desmayarse.

—Abre la boca —susurró el pelinegro y el contrario hizo caso sintiendo como la saliva caía dentro de su boca, y así se la tragó con una sonrisa —buen chico, ahora ponte en cuatro y abre ese culito para mí

Hao se colocó en aquello posición, pero Hanbin lo empujó para que bajara los brazos, a él lo único que le importaba era su culo. Hao en esa posición sentía la polla de Hanbin mucho más adentro provocándole dolor y placer al mismo tiempo.

—Ah... Hanbin... mgh... —tomó la primera almohada que vio y la mordió con todas sus fuerzas mientras sentía que su estómago era expandido con cada estocada y es que el pene de Hanbin llegaba hasta su vientre y cada que entraba se notaba un pequeño bulto —Hanbin... creo que... me vengo...

El pelinegro le alzó una pierna para follarlo pudiendo observar su cara de placer rogando por más cada vez que lo penetraba.

—Creo que podrías ser mi nuevo juguete, me gusta verte así —sonreía con emoción

—Ah... ah... ah... ah... ah... mgh... ¡MGH!

Expulsó un gran chorro de semen manchando toda la cama, a pesar eso Hanbin lo siguió follando provocando que genere otro orgasmo, esta vez por la próstata.

Lo cargó en el aire apoyándolo en la pared embistiendo como nunca hasta lograr que Hao se vuelva a venir y esta vez lance un chorro de aquel líquido transparente por todos lados. Un squirt.

—Debes ser un adicto al sexo —mencionó el pelinegro por lo bajo dándole una fuerte mordida en el cuello

Hanbin lanzó al castaño a la cama dándole una cachetada y levantándole la cabeza para que trague su semen a punto de salir.

—Ah... mierda, me encanta tu boquita tan pequeña, siento que la voy a romper —reía mientras escuchaba sus arcadas por lo bajo

El pelinegro movía sus caderas al punto de casi ahogarlo para que entre todo su pene dentro y pueda recibir el semen.

Hao al sentirlo siendo expulsado en su garganta cerró los ojos sintiendo cada mínimo sabor, le dio una mirada inocente al contrario y este le tiró otra cachetada.

El castaño le dio una última lamida y un suave beso en la punta para luego limpiarse la cara y colocar los residuos en su boca.

—Buen chico

Tough Love | HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora