CAPÍTULO 3

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BRUCE DANGERFIELD

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BRUCE DANGERFIELD

Usualmente los discípulos de Bruce renunciaban al tercer día, al quinto como máximo, nadie pasaba más de cinco días bajo su tutela.

Contrario a su teoría, Zack no renunció al quinto día.

Ni a la primera semana.

Ni a la segunda.

No importaba que tan intenso fuera el entrenamiento, que tan severos fueran sus encuentros, Zack seguía acérrimo a no desistir.

Bruce se limitaba a entrenarlo de la misma manera que sus mentores lo entrenaron a él.

Era tan severo como Gabriela Winter había sido con él al enseñarle kickboxing.

Era tan estricto como Ryuji Nishimura había sido con él al enseñarle judo.

Y tan meticuloso como Ken Spinster al entrenarlo en lucha grecorromana.

Seguro, era un cretino, pero no era cruel, no le daría un entrenamiento imposible de cumplir, le daba uno que él mismo seguía. Era eso lo que quería a final de cuentas, ¿No? recibir el mismo entrenamiento que él, superarlo incluso, bueno, este era.

No daba más, no daba menos, con sólo enseñarle lo que le enseñaron él bastaba para doblegar a sus pupilos, funcionaba casi sin fallas, al menos antes de Zack.

La mejilla del chico tocó el suelo, piel cubierta en sudor, boca abierta jadeando por aire. En ese instante, más que guerrero, Zack parecía pulpa desparramada en el piso.

—Vamos niño, si no terminas con severo daño muscular, significa que no lo estás haciendo bien.

Zack permaneció en acostado.

—¿Sabes? Todos tus pesares pueden terminarse con solo dos palabras —Bruce tentó—. Me-rindo.

El chico no respondió.

—Te diré qué, te propongo esto —Bruce comenzó, manos en las rodillas—. Si te rindes ahora, prometo recomendarte entre compañeros míos que buscan discípulos para entrenar.

Los hombros de Zack bajaron.

Y Bruce lo supuso, finalmente había alcanzado el punto de quiebre.

Dos semanas, esa es una nueva marca... Debía reconocerlo, Zack había resistido más de lo que anticipó.

Usualmente tener razón le hacía sentir satisfacción, ¿Por qué se sentía decepcionado?

Bruce se dio la vuelta y antes de que pudiera alcanzar los escalones del ring...

—Oye fósil.

Bruce se detuvo en seco y miró sobre su hombro.

Tambaleante, Zack se levantó del suelo, se limpió la sangre del labio con la muñeca y se puso de nuevo en guardia.

SOMÉTEME (YAOI HARD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora