Sométeme... utilízame... luego déjame...
Forzado a entrenar a un talentoso pero rebelde joven, Bruce Dangerfield se ve enfrascado en las dos tareas más difíciles de su vida.
Moldear a un joven a su imagen y semejanza tanto en el ring como en la cama...
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ZACK FARADAY
El día de las inscripciones llegó más pronto de lo que previó.
Su estómago se agitó todo el camino hacia el centro deportivo, genuina emoción mezclada con todavía más genuina ansiedad revoloteaba en su estómago. Después de una semana de leer y ver los movimientos de quienes serían sus posibles contrincantes, no podía evitar sentir emoción por conocerlos en persona, varios de ellos eran leyendas, la clase de peleadores que veías en comerciales, en mercancía y en posters pegados en las paredes de gimnasios.
Y al cruzar la puerta y rodearse de personas tan fuertes, no pudo evitar sentir el peso de la realidad cayéndole encima. Estaba codeándose con los grandes de los grandes, lo que implicaba que estaba en el camino correcto de volverse todavía más grande que todos ellos.
Personas de todos los países, de todos los estilos de pelea estaban presentes, desde Taekwondo, hasta judo, capoeira, sumo, lucha libre y kick boxing, había todo un buffet de artes marciales esparcido en el lugar. Era la característica principal del torneo Death Crown, todos los estilos de combate estaban permitidos. Las reglas en el ring eran bastante simples, dos entraban y luchaban hasta que uno quedaba inconsciente o se rendía. ¿Las únicas prohibiciones? No matar al oponente, no armas más allá de sus propios puños y ningún tipo de sustancias nocivas en el ring. Todo lo demás valía.
Tan pronto arribaron, las miradas de todos se fijaron en ellos dos. Miraban a Bruce con miedo y a Zack con curiosidad.
Con admiración para el mayor e intriga para el menor.
Quizás fue mal día para vestir su sudadera verde con "Bésame, soy texano" escrito en el pecho.
Atravesaron el lugar y a pesar del peso de sus miradas, Zack mantuvo la frente en alto, no iba a mostrar debilidad ante nadie, menos ante sus ídolos. Y aunque ser el nuevo se sentía horrible, implicaba una gran ventaja, nadie sabía cuál era su estilo de pelea, ni sus movimientos insignia, incluso si su forma de pelear era similar a la de Bruce, aún tenía el factor sorpresa de su lado.
Dejaron su documentación en las ventanillas de registro, sus exámenes toxicológicos y sus identificaciones.
Para ingresar en el torneo se necesitaba cumplir con tres requisitos:
Haber ganado al menos un campeonato en ligas menores.
Ser recomendado por un mentor veterano.
Pasar el examen toxicológico sin ninguna sustancia en el sistema.
Ellos cumplían con todos los rubros por lo que estaban oficialmente dentro del concurso.
Aguardaron en el área de espera por la llamada al proceso de selección donde serían llevados a una explanada amplia para recibir los nombres de quienes serían sus oponentes durante la primera ronda dentro de tres meses, Zack con las manos en los bolsillos de su sudadera, Bruce a su lado con los brazos cruzados delante de su pecho.
