ROSE ;; Keria x Gumayusi

❧ VII. 1

El sótano resonaba con la tensión palpable mientras Minseok y Minhyung se aferraban el uno al otro en un abrazo desesperado, sus corazones latiendo al unísono en medio de la oscuridad que los rodeaba. A pesar del alivio momentáneo de estar juntos, Minseok aún sentía la rabia burbujeando bajo la superficie de su piel, alimentada por la traición de alguien en quien confiaba y la crueldad de aquellos que los habían llevado a este oscuro abismo. Y a pesar de la fugaz sensación de seguridad que los envolvía, sabían que su tiempo estaba contado. El peligro aún acechaba en las sombras, esperando su oportunidad para atacar una vez más.

Sanghyeok se acercó lentamente, su figura imponente proyectando una sombra ominosa sobre los dos jóvenes, sus ojos brillando con una mezcla de anticipación y satisfacción retorcida. Sin embargo, antes de que pudiera decir una palabra, Minseok empuñó el cuchillo nuevamente con firmeza, su mirada desafiante clavada en el rostro del profesor.

—¡No te acerques más, Sanghyeok! Si te atreves a dar un solo paso más, juro que te atravesaré el cuello con esto—gritó, su mano temblando ligeramente pero lista para actuar en defensa propia.

Minhyung, apoyándose en el menor para mantenerse en pie, miraba al profesor con ojos llenos de desconfianza y resentimiento. Aunque exhausto y herido, su voluntad seguía ardiendo con una intensidad que sorprendía incluso a Minseok.

Sanghyeok, en lugar de retroceder ante la amenaza, parecía deleitarse con la situación, como si estuviera disfrutando de un juego retorcido cuyo desenlace ya conocía de antemano. Sin embargo, decidió jugar su papel y fingir ser influenciado por las amenazas del más bajo.

—Está bien, Minseok. No tienes que hacer nada más de lo que te arrepientas después. Si quieres irte, puedes hacerlo. Pero recuerda, siempre estaré aquí, esperando a que despiertes a la verdad sobre ti mismo y sobre el mundo que te rodea —dijo con voz suave, sus palabras cargadas de una malicia apenas contenida.

Minseok frunció el ceño, su mente girando mientras intentaba descifrar las intenciones del profesor. ¿Realmente estaba dejándolos ir, o era solo otro juego diseñado para torturarlos aún más? Si bien su instinto le decía que no debía confiar en Sanghyeok, también sabía que no tenían muchas opciones. Estaban cansados, heridos y rodeados de enemigos en un lugar desconocido y aislado. La única opción que tenían era arriesgarse y escapar mientras aún tenían la oportunidad.

Con un movimiento rápido, Minseok agarró a Minhyung del brazo y lo ayudó a erguirse, ignorando el dolor que le recorría el cuerpo con cada movimiento. Juntos, avanzaron hacia la salida del sótano, sus corazones latiendo con un ritmo frenético mientras se preparaban para enfrentar lo que sea que les esperara afuera.

Con pasos vacilantes, salieron del sótano y se encontraron frente a una noche oscura y lluviosa. La tormenta había empeorado desde su llegada, y el sonido de la lluvia golpeando el suelo era lo único audible. No obstante, a pesar de la oscuridad y la incertidumbre que los rodeaba, Minseok sintió una sensación de alivio al estar fuera de aquel lugar maldito.

—Vamos, Minhyung. Tenemos que movernos. No podemos quedarnos aquí.

Minhyung asintió débilmente, su rostro pálido y demacrado por el dolor y la debilidad. Si bien estaba exhausto y herido, su determinación seguía ardiendo con una intensidad que llenaba de admiración a Minseok. Juntos, se adentraron en el bosque cercano, buscando refugio y seguridad lejos de aquel lugar de pesadilla.

Mientras tanto, Sanghyeok observaba su escape desde la entrada del sótano, una sonrisa siniestra jugando en sus labios mientras contemplaba la oscuridad que los devoraba. Aunque había fingido dejarlos ir, sabía que su obra final aún estaba por completarse. El corazón de Minseok estaba listo para ser arrancado y entregado al jardín de rosas que había cultivado con tanto esmero y devoción. Y él, como el verdadero artista que era, estaba ansioso por completar su obra maestra.