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Esperé hasta que el pelinegro volviera mientras pensaba en lo que haría a continuación, le había dicho que sería suyo si me sacaba de la situación en la que me encontraba y él lo hizo, ahora me tocaba cumplir y esa era la parte que no me gustaba. Jamás eh tenido un alfa, mi lobo siempre a pedido por su pareja pero siempre que intente buscarle uno para satisfacerlo lo rechazaba.

No me gusta para nada la idea de ser suyo, es como estar amarrado y tener dueño, como si me domesticaran y eso me molesta, no quiero ser como los otros omegas que son dominados y sumisos ante sus alfas.

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando la puerta es abierta nuevamente y fijo mi mirada en la mano de Kai la cual está vendada. Subo mi vista la cual se encuentra con esos ojos grises tan llamativos.

-Veo que te comiste todo- comentó acercándose a la cama.

-¿No le pusiste nada?- pregunté.

-No, si lo dices por lo que te hice ayer te vuelvo a repetir que tenía que hacerlo para que durmieras y descansaras. Admito que fui un poco brusco pero con mis acciones hasta ahora deberías saber que mi intención no es hacerte daño, todo lo contrario- explicó pasando su mano por su barbilla.

-Hay muchas cosas de ti que no se, no puedes pedirme que confíe a ciegas- rebatí.

-Eso no te importó en el bosque.

-Mi vida corría peligro, o escogía a un desconocido o me dejaba matar por ese lobo- contesté fulminándolo con la mirada.

El alfa asintió -Ya. Pero...a propósito, ¿Qué hiciste para que quieran matarte?- preguntó con curiosidad.

-No creo que debas saberlo, no es asunto tuyo- respondí clavando la mirada al suelo para evitar la suya.

-Si es asunto mío porque yo maté a ese lobo por ti- bramó -Necesito saber en qué me metí y en qué está metido mi omega para saber lidiar con las consecuencias- acercó su mano a mi cara y la levantó haciendo que lo mirase -¿Qué fue lo que hiciste?- volvió a preguntar.

No sabía si decirle la verdad o mentirle, en todo caso este tipo tampoco me dijo mucho y su forma de actuar es muy brusca...aunque yo también lo ataqué.

Que dilema. Bueno, será decirle una verdad a medias.

-Me escapé de mi manada porque quisieron obligarme a casarme- contesté, el pelinegro no muy convencido alejó su mano de mi cara.

-¿Enserio? ¿Todo el alboroto es por eso?- preguntó alzando una ceja como si el motivo fuera el más estúpido de todos.

-Sí.

Asintió repetidas veces y luego me dio la espalda -¿Debo creerte así nomás?- se giró encarándome.

-Ese es tu problema- dije.

-No me creas estúpido, sé que hay más y me lo dirás todo- declaró acercándose a mi.

-No tengo por qué hacer eso- gruñí molesto. El alfa bajó un poco su rostro a la altura del mío y lo acercó haciendo que nuestras respiraciones choquen.

-Quítate- le empuje por los hombros pero se mantuvo firme y me agarró la mano.

-Me dirás todo, no quiero una verdad a medias- advirtió con un semblante muy serio mientras apretaba mi muñeca.

Arrugue la cara por la presión que estaba ejerciendo, este tipo tan arrogante no me agradaba para nada, ¿En qué estaba pensando cuando propuse ese trato? Maldita la hora en la que acepté todo esto. Si estuviera en mi estado normal podría enfrentarlo pero en estos momentos tengo todas las de perder y me guste o no un trato es un trato, debo cumplirlo.

ENAMORADO DEL ALFA KAI  [ Libro 1 ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora