Llegamos al baño y Kai se metió conmigo pero una vez mis pies tocaron el piso lo empujé para sacarlo del sitio, él se resistía pero aún así logré sacarlo a empujones. Coloqué el seguro y solté un suspiro de alivio.
-Liam, que cruel eres- mencionó del otro lado soltando una que otra risa.
-Voy a bañarme primero y después tú, mientras me ducho quiero que te deshagas de los lobos, no quiero verlos cuando salga- le ordené con firmeza. No quería ver esos cadáveres, necesitaba olvidarlo lo más rápido posible de mi mente por más difícil que sea.
-Claro, lo que tú digas- balbuceo. Escuché la madera rechinar y sus pasos mientras se alejaba. Una vez que no sentí su presencia solté el aire que no sabía que estaba conteniendo.
Comencé a quitarme la venda empapada en sangre para luego arrojarla en el bote de basura y desnudarme con mucho cuidado.
Cuando salí del baño me dirigí hacia la habitación y agarré mi mochila para empezar a vestirme. Salí afuera y me di cuenta de que Kai no estaba, caminé hacia la puerta y la abrí, sentí la caricia de la brisa sobre mi rostro y puse un pie afuera. Una emoción comenzó a invadirme al estar fuera de la cabaña pero esa sensación duró muy poco cuando el pelinegro hizo presencia saliendo de los arboles y se acercó, me tomó por el brazo y me adentró de nuevo a la casa cerrando la puerta detrás de él de un portazo.
-¿Ibas a irte?- cuestionó frunciendo el ceño.
-No- respondí pero él pareció no creerme -Hablo enserio- rodé los ojos al ver que aún no cambiaba de expresión.
-No te creo- soltó receloso.
-Problema tuyo- susurré, Kai me rodeó y colocó sus brazos alrededor de mi cuello -Vas a volver a ensuciarme- dije irritado. Después de unos segundos me soltó y me tomó por la mano para caminar más adentro de la casa -¿Qué pasó con los cuerpos?- le pregunté buscando cambiar de tema.
-Los enterré en el bosque, iré a dame un baño- pasó por mi lado pero luego se giró -No vayas a salir, es peligroso- advirtió. Hice una mueca para luego darle la espalda, me acerqué a los muebles y comencé a recoger las fichas de ajedrez que estaban por todo el lugar, me agaché y pude ver que el tablero estaba roto por la mitad.
Que lastima.
Me recosté sobre el respaldo del mueble y cerré los ojos mientras escuchaba el sonido del agua caer en el baño, abrí mis orbes y crucé mis piernas para luego tomar una cinta y atar mi cabello en una coleta porque me fastidiaba tenerlo suelto.
Al rato apareció Kai y se posicionó a mi lado mientras se secaba el pelo con una pequeña toalla.
-Yo te ayudo- le dije jalándolo del brazo, sin rechistar se sentó sobre el suelo y tomé un mechón entre mis manos analizándolo, era suave y se veía bien cuidado -¿Has pensado en cortarlo?- trate de hacer una conversación porque me sentía un poco incómodo con la situación.
Si en el pasado me hubieran dicho que estaría secándole el pelo a un alfa me habría reído a carcajadas hasta ahogarme con mi propia saliva.
-No, me gusta tal y como está- se giró para verme -El tuyo también está muy largo Liam- comentó.
-Lo cortaré después.
-No lo hagas, me gusta como se ve- se puso de pie y me quitó la toalla -Ya fue suficiente- mencionó al ver mi mirada molesta y luego recorrió toda la sala de la cabaña con el rabillo del ojo.
-¿A dónde vamos a ir ahora?- le pregunté con desánimo.
-Con mi familia- respondió con simpleza poniéndose de pie.
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ENAMORADO DEL ALFA KAI [ Libro 1 ] ©
RomanceLiam es un omega que siente desprecio por todos los alfas que lo rodean, debido a que a lo largo de su vida presenció lo peor de ellos al crecer en un lugar donde su raza era considerada la más débil. Siendo sometidos de ese modo a todo tipo de malt...