Al día siguiente que abrí los ojos me encontré de cara con el pelinegro mirándome, al inicio me sorprendí pero luego solo me acerqué a su cuerpo y lo abracé
Me fijé con mayor precisión en su expresión y solo pude notar sus ojos color gris viéndome con intensidad.
—¿Cómo te sientes?— inquirí de inmediato.
Antes de responder sonrió y me abrazó de vuelta. Dijo que se encontraba mejor y que no debería preocuparme, aún así eso no fue suficiente para evitar que le dedicara una mirada acusadora. ¿Por qué él sí podía preocuparse por mí y yo por él no? Me enojaba eso. No me gustaba que minimizara su estado.
Rodé los ojos y a los minutos me puse de pie, entré el baño el cual estaba dentro de la habitación, eso me alivió porque así el pelinegro no tenía que salir del cuarto. Comencé a llenar la bañera lo más rápido que pude y al salir me encontré con Kai sentado en la cama y los pies en el suelo. Estaba intentando ponerse de pie.
Al instante me acerqué y pasé uno de sus brazos por mis hombros buscando servirle de apoyo. Me gustaría cargarlo como él suele hacer conmigo pero debido al tamaño y a la fuerza me era imposible.
—No tienes que hacer esto, pequeño. Yo puedo solo— se negó buscando andar por su cuenta.
Estaba loco si creía que se lo iba a permitir.
—Déjame ayudarte aunque estés bien. Siempre soy el que recibe ayuda tuya, ¿Por qué no me dejas hacer lo mismo por ti?— pregunté frunciendo el ceño.
Sus labios se abrieron un poco y en ningún momento dejó de verme con atención, con la misma de siempre. Cómo si para él no existiera nada más que yo.
Parecía estar pensando en mis palabras y era muy probable que supiera cómo me estaba sintiendo al respecto.
Eso era algo a lo que debía acostumbrarme, porque me sentía desnudo al saber que sin necesidad de decir una sola palabra él podría saberlo y sentirlo todo.
—No me mires así, sabes que no puedo negarte nada— sonrió buscando acercar sus labios a los míos pero giré el rostro. Pareció indignado con mi acción —¿Por qué no me dejas besarte? No puedes negarme algo así— se quejó luciendo para nada contento.
Quise reírme pero en cambio seguí caminando con él a mi lado, el alfa no emitía algún sonido de queja con respecto a sus heridas, pero aún así yo sabía que le dolía. Como siempre iba a fingir y a callarse su dolor.
Yo podía llorar, gritar, enojarme y decirle como me sentía. Kai no, ¿Por qué era así? Quería que me dijera cuando estuviera mal o algo le doliese, no le veía la necesidad de actuar de ese modo conmigo. Se suponía que entre ambos no puede haber barreras.
Al llegar al baño emitió un sonido muy bajo, demasiado bajo que me pregunté si me lo había imaginado pero al verle la cara supe que efectivamente se había esforzado para no quejarse.
A duras penas lo ayudé a entrar en la bañera, me sorprendió cuando se quitó la camisa, había algunos moretones en su abdomen evidenciando lo ocurrido la noche anterior.
Las piernas no las metió en el agua debido a que no podía mojar las heridas, solté un suspiro para luego apretar la mandíbula con fuerza. Mis ojos en ningún momento dejaron de verle los pies vendados hasta los tobillos.
Su precioso y caliente cuerpo ahora estaba marcado por culpa del cabrón de Aaron.
—Voy a matarlo…
Susurré entre dientes sin dejar de mirarlo.
—¿A quien? ¿A mí?— preguntó nervioso.
Negué con la cabeza y comencé a desnudarme bajo su atenta mirada, atrapó su labio inferior entre sus dientes sin dejar de verme.
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ENAMORADO DEL ALFA KAI [ Libro 1 ] ©
Roman d'amourLiam es un omega que siente desprecio por todos los alfas que lo rodean, debido a que a lo largo de su vida presenció lo peor de ellos al crecer en un lugar donde su raza era considerada la más débil. Siendo sometidos de ese modo a todo tipo de malt...