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Blair y los demás estaban caminando a paso acelerado regresando al auto mientras Jaejung estaba allí apoyado en el capo fumandose un cigarro.

—¡Nos tenemos que ir!—exclamó Blair, Jaejung se sorprendió por encontrarla tan alterada y nerviosa.

—Wow, wow, ¿por qué tienen esas caras? ¿Que pasó?—preguntó frunciendo el ceño.

—¡Deja de decir estúpideces y vamonos!—insistió Blair.

Okay algo anda mal.

Inmediatamente Jaejung buscó las llaves de su auto en su bolsillo, sin embargo se sorprendió pues no las consiguió, rebuscó y rebuscó en cada una de sus bolsillos y nada, no estaban.

—¿Buscabas esto?

Voltearon a sus espaldas y ahí vieron a un chico bajo y fornido que al parecer estaba parado detrás de ellos, el chico tenía las llaves en sus manos mientras las agitaba de manera provocativa retándolos a que se las quiten.

—¿Quien demonios eres? ¡Dame mis llaves, enano!

El chico cerró la mano y metió las llaves en su pantalón, de inmediato lo miró a los ojos empujando su lengua contra la mejilla.

Oh-oh lo hizo molestar.

—No iba a golpearte tan fuerte, pero tu solito estás cavando tu tumba—su tono era amenazante, eso sumado a que se acercaba a ellos a paso lento les dejaba en claro que, sea lo que sea que quiera hacer, no es nada bueno.

—¡Aléjate! ¡¿Quien carajos eres?! ¡¿Que quieres?!—exclamó Blair a la defensiva pues el chico los miraba con un semblante serio como dejando en claro que no los dejaría escapar.

—Soy Seo Changbin y vine a hacerle el favor a un amigo.

Se volvió a acercar provocando que los demás se alejaran a cada paso que daba.

—Riquillos estúpidos—siseó.

...

Hyunjin se dirigía al auto a paso tranquilo, podía sentir la cálidez del cuerpo ajeno sobre su espalda logrando que, a pesar de llevar peso, se sienta cómodo y a gusto. Luego de que pasaran por ese mal momento Jeongin le explicó todo, desde que Blair le pidió ir a los baños hasta cómo huyeron tal cuál unos cobardes al ver lo que habían hecho, claro que Hyunjin se enojó mucho, sin embargo hizo todo lo que pudo para no reaccionar mal ya que temía que el menor se volviese a sentir mal.

Ahora Jeongin estaba comiendo unas fresas con chocolate que Hyunjin le compró en un puesto ambulante, las estaba comiendo a gusto mientras el mayor lo cargaba de caballito de regreso al auto para irse a casa.

—¿Te sientes mejor, cosita?—preguntó en tono suave.

—Sip, ya se me quitó el hambre.

Hyunjin suspiró al escucharlo tranquilo, de verdad que se asustó, ver a Jeongin gritar y llorar de desesperación era definitivamente desgarrador para él y como no si él mejor que nadie sabía y vivió la razón por la que ahora Jeongin le temía a los motores y su ruido.

Luego de que le contara todo inmediatamente llamó a Changbin ya que al vivir en el centro estaba mucho más cerca de dónde los autos estaban estacionados, no tuvo que explicarle mucho, simplemente le dijo que unos idiotas se metieron con él y su cosita y le dio la descripción del auto de los hijos de su perra madre para que los detuviera en lo que el llegaba.

—Blair y los demás son unos imbéciles—dijo Jeongin al recordar lo ocurrido hace pocos minutos.

—Lo son, incluso más que eso, son unos cobardes, pero no te preocupes, hyung se encargara de todo—comentó acomodando a Jeongin en su espalda nuevamente.

El verano en el que me enamoré ➺ HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora