¿CUÁNTO CREÉIS QUE PESA?

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Estaba aparcando mi moto cuando Alex llega al hospital en su coche, aparcando al lado mía.

— Mierda—digo y salgo corriendo.

— ¿Mierda?, ¿tan malo fue?—dice persiguiéndome.

— ¡Hola!, llego tarde—digo.

— Llevas 2 semanas evitándome, tendremos que hablar de lo que pasó algún día—se pone delante mía.

— Fuiste tú el que saliste de casa de Meredith asustado—digo intentando darle la vuelta a la tortilla, cosa que no me sale.

— Y tú la que se va por otro pasillo cada vez que me ve—dice cortándome el paso.

— No necesito hablar de lo que pasó, ya lo viví... desnuda de echo, solo fue sexo vale, no te lo lleves a lo personal—digo y paso de largo.

— Eh—me coge del brazo— Yo no quiero ser tu novio, no me van esas cursiladas, eso era lo que quería decirte.

— Ah pues...entonces estupendo, mejor así—sonrío falsamente voy al vestuario a cambiarme.

— Llegas tarde—le digo a Cristina que acaba de entrar.

— Tú también—dice y en ese momento entra Meredith— Y ella también, parece que nos hemos puesto de acuerdo.

— No puedo permitirme cabrear más a Bailey,¿creéis que ha contado lo del coche?—nos pregunta, los pilló a ella y a Derek haciéndolo ahí.

— No creo, es su jefe, no le conviene—dice Cristina poniéndose el pijama quirúrgico.

— Si se enteran podrían echarme o...—dice pero no le dejo terminar la frase.

— No, oficialmente no, te pondrían en una lista negra, te prohibirían operar, sería humillante, pero vivirías—digo.

— Se acabó, esto tiene que acabarse—dice Meredith.

— Meredith por favor, cállate—digo y salgo del vestuario.

—¿Acabas de decirme que me calle?—pregunta ofendida, ahora estamos las tres subiendo las escaleras.

— Meredith, tienes a un médico que le encanta que habrás la boca para decir cualquier estupidez, deja de llorar, además es mi amigo, desde hace años—digo colocándome el busca en su sitio.

— No tiene que traer nada bueno acostarse con tu jefe—dice enfadada.

— Yang, Morales llegáis tarde—nos dice Bailey pasando por delante nuestra perseguida por los demás.

— Y Meredith también—se excusa Cristina, pero Bailey pasa de ella y me giro a mirar a Meredith.

— Creo que no va a ser un día fácil para ti—digo.

— Cállate Clara—dice y me rio haciéndole caso.

— Cuando crucéis esta puerta tendréis que guardar decoro, no reiréis, no vomitareis ni bostezareis, ¿entendido?—nos informa Bailey.

— ¿Reírnos ha dicho?—dice Izzie extrañada.

— Espera y verás—le responde Alex.

Entramos en la habitación y hago una mueca, es una mujer de aproximadamente 40 años, con un tumor demasiado grande, es como si fuera otra persona, lo tiene en el costado derecho.

— Buenos días señora Connors—dice Bailey entrando y examinando el tumor.

— ¿Qué coño es eso?—me susurra George en el odio.

— Un tumor—respondo en susurros.

— Buenos días Annie, ¿cómo estás?, estos son mis compañeros internos—dice Alex sonriente, menudo pelota está hecho.

Anatomía de GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora