Día De Spa

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Esa mañana había recibido un mensaje de Mary diciendo que quería pasar la tarde conmigo

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Esa mañana había recibido un mensaje de Mary diciendo que quería pasar la tarde conmigo. No la había visto desde la gala y tenía tanto que contarle. Seguramente se asombraría y se enfadaría con mi padre a partes iguales.

Estaba en la cocina, ayudando a Kate a preparar el almuerzo. La ausencia de mi padre y Rose desde la cena no me preocupaba en absoluto; el ambiente en la casa estaba más tranquilo sin ellos.

Escuché a lo lejos cómo se abría la puerta de entrada y, en unos segundos, oí la voz de Mary y Roger, que venían hablando tranquilamente por el pasillo. Levanté instintivamente la cabeza y vi a Mary, que dejó de hablar con Roger para dirigirse a mí con una sonrisa radiante.

- Mi niña, ¿Cómo estás? - comenzó a andar con pasos seguros, como si su sola presencia pudiera iluminar el lugar. Mary era ese tipo de personas que, sin importar dónde estuviera, dejaba su huella, una verdadera inspiración para mí.

- Hola, Mary - respondí, y ella se acercó intrigada para ver qué estaba preparando.

Enarcó una ceja mirándome desde su altura con asombro. Estaba haciendo albóndigas para almorzar. A mi madre siempre le habían encantado, mientras que mi padre solía decir que eran feas y le pedía a Kate que preparara algo más apetitoso.

- Se ve delicioso - dijo Mary, sonriendo, aunque sus ojos no compartían del todo el entusiasmo.

- Es delicioso - le murmuro Kate desde el otro lado, batiendo pacientemente mi batido de moras.

- Muy bien, corazón - hizo una pausa, mirando a Roger con una mezcla de rencor y diversión -, vengo a por ti, que hoy es nuestro día. - Me sacó una sonrisa de inmediato.

Este día era como un ritual para mí. Una semana antes del inicio del curso, salía con mi mamá y Mary al centro comercial para hacer cualquier cosa que se nos ocurriera. Era un tiempo que siempre esperaba con ansias.

- Muy bien, espérame y busco algo que ponerme - me miré a mí misma: vestía una sudadera gigante que encontré por ahí, con unos shorts minúsculos que a Kate no le gustaba que usara fuera de casa, y mis pantuflas de conejo.

- Solo ponte zapatos. Estás preciosa así - me repaso unos minutos antes de sonreír de verdad.

- Muy bien - con eso salí de la cocina dando saltitos de alegría. Este día me encantaba, siempre lo esperaba con ansias, aunque ahora no era lo mismo. Sin embargo, me obligué a disfrutarlo lo más posible después de ver el mensaje de Mary.

Subí rápidamente las escaleras y entré a mi habitación. Busqué rápidamente unos tenis; algunas prendas ya no estaban aquí, sino en el piso de Julián. Cogí unos Conversé negros y me los puse de un tirón, me apliqué un poco de máscara de pestañas y gloss rosa en los labios, y salí.

Al llegar a la cocina, vi que Mary estaba hablando con Kate, que la miraba de reojo para que no se le quemara la pasta.

- ¿Lista? - preguntó, acercándose a mí. Miré una caja de fresas que había sacado Kate para prepararme el batido. Tomé dos silenciosamente, pero fue en vano; Kate se dio cuenta y ahora me miraba con diversión, apuntándome con las pinzas.

El Misterio De Un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora