Llegó Navidad.
Qué grandiosa fecha, donde todas las familias se reúnen alrededor de la mesa, cenan, charlan felices y pasan tiempo de calidad juntos. En cambio, yo estaba decorando el piso de Julián con adornos festivos, ya que mi padre se fue de luna de miel.
- Todo listo, peque - dijo Julián, acercándose con una bandeja con el pollo.
- Bien, ponlo ahí - le indiqué mientras terminaba de colocar una esfera en el árbol.
- Será una buena Navidad - dijo él, tomándome de la cintura cuando bajé de la mini escalera.
- Sí - le respondí - lo será. Me giré y le di un beso suave en los labios.
Me separé de él y me dirigí a la habitación donde aún había algunos adornos. Tomé unas esferas y volví a salir a la sala. Las puse con sumo cuidado de no romperlas, mientras Julián observaba cada movimiento.
Lo había obligado a ponerse un suéter navideño con un enorme reno y una bufanda que también le obligué.
- Gracias por estar conmigo en esta fecha - me giré para verlo, tenía una sonrisa enorme en la cara.
- Siempre estaré aquí para ti, Grace - hizo una pausa - te lo prometo.
Tragué saliva para deshacer el nudo que se me había formado en la garganta, le rodeé el cuello atrayéndolo hacia mí y uniendo mis labios con los suyos. Él me tomó por la nuca, apretándome más a él para profundizar el beso. Eran de esos besos que gritaban desesperación, anhelo y algo de deseo entre ambos; en ese momento solo existíamos los dos en esa sala.
Escuché unos golpes en la puerta, pero ninguno quiso moverse de donde estábamos. Volvieron a tocar. Sonreí levemente bajo los labios de Julián.
Él gruñó cuando hice el ademán de ir a ver quién era.
- No vayas - me miró con unos ojos cargados de deseo. Yo le sonreí malévolamente mientras me escurría para ir a ver quién era.
Llegué a la entrada, abrí la puerta con torpeza, aún con una sonrisa, y la respiración acelerada.
- ¿Aquí vive Julián Evans? - preguntó el chico que tenía delante, un repartidor.
- Sí - le dediqué una sonrisa algo cálida, aún con la respiración acelerada por los besos que Julián y yo nos habíamos dado minutos antes.
- Tengo una entrega para él - el chico me tendió un sobre blanco con el nombre de Julián en él. Lo tomé, pensando qué sería, pero no lo abrí.
- ¿Puedes firmar aquí? - Asentí y tomé la tabla para firmar.
- Aquí tienes - se la devolví con una sonrisa, ya con la respiración más controlada.
- Gracias, que tengas un buen día - me dijo mientras se alejaba hacia el ascensor.
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El Misterio De Un Corazón Roto
Fiksi RemajaGrace, la hija de uno de los más prominentes empresarios de Los Ángeles, se ve arrastrada a una glamorosa gala por su padre. Es ahí donde se encuentra con Julián, el hijo del mejor amigo de su padre. Con el paso del tiempo, lo que comenzó como una...