×°La pulsera°×

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*El siguiente relato no está ubicado cronológicamente en la trama principal, por lo que sería incierto dar alguna fecha en la que se desarrollan los siguientes eventos.

Muy pronto estaré preparando la segunda temporada. ;)

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Es un día más de entrenamiento para los muchachos de la selección peruana. Un día más en el que Oliver se prepara para mejorar sus habilidades individualmente y en grupo. Ya congeniaba con la mayoría de sus compañeros, sintiéndose más cercano a Yoshimar, Gianluca y especialmente a Luis.

Todavía podría considerarse que era un secreto a voces, que aquél joven danés y el hombre chinchano estaban saliendo desde hace no mucho tiempo.

Eran un muy buen complemento entre los dos, jugando para la misma posición. Luis estaba preparando a Oliver para cuándo dejara de ser su suplente y jugara cómo titular en la selección.

Su forma de comunicarse también iba mejorando con el tiempo, Luis ya había terminado un curso extenso de inglés, y Oliver también había hecho lo mismo pero con el Español.

–Vikingo.–

El chinchano se acercaba con una botella de agua que estaba repartiendo alguien del staff de la federación.

–¿Queires o no queires?–

Oliver respiraba un poco agitado, pues hace pocos momentos habían terminado uno de los ejercicios que había sido intenso para medir su resistencia y velocidad.

Iba a recibir la botella, hasta que se dio cuenta de lo que estaba diciendo su acompañante, quién lo había hecho con un tono burlesco pues, aquella palabra nació de un error de Oliver en una de sus clases de español.

Ese día le había mandado una foto a Luis sobre sus apuntes de los avances que tenía en sus clases diarias. Y Luis lejos de corregirle, comenzó a repetirle esa palabra todos los días. Sólo se dio cuenta cuándo Gianluca se lo mencionó.

–Si... Quiero.–

Dijo con franqueza y sonriendo, haciendo un gesto con la mano de que se había dado cuenta de la intención de Luis.

Revisó que la botella no tuviera gas ni nada, y la abrió. Con la luz del sol tan radiante de ese día, su pulsera de plata brillaba con notoriedad. La llevaba en su muñeca derecha, para que cada vez que escribiera o hiciera algo, se acordara de quién se lo regaló.

Fue el regalo más hermoso que pudo haber recibido en ese año, de alguien que no esperaba fuera muy detallista, pero que se lo entregó la misma noche en la que los sentimientos mutuos florecieron al darse un beso en una azotea.

Las cosas se habían dado con rapidez, pero el corazón de Oliver se sentía seguro cuándo veía la pulsera y luego a quién amaba con sinceridad.

Después de todo, Luis se esmeraba en buscar alguna nueva razón para hacer sonreír a su danés favorito.

Aquella pausa activa que se dieron culminó, los muchachos se dispersaron por el campo y escuchaban las indicaciones que se les daba mientras cambiaban de equipos de forma aleatoria.

Ya en los vestuarios, Oliver salía de las duchas para secarse y ponerse la ropa de cambio; buscaba entre sus pertenencias, la pulsera que se había quitado previamente para no malograrla con el agua. Pero no estaba.

Revisó bien en su casillero y en su bolso, lo repitió tres veces y en esas tres no lo encontró. Sentía que su corazón se agitaba demasiado casi al punto de salirse, abría bien los ojos y se ponía a pensar un poco nervioso.

Look At Me; I Love You. | Luis Advincula × Oliver Sonne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora