Interludio: Destinados.

228 31 99
                                    

Fue hace tan sólo unos cuántos años, cuándo las eliminatorias del Mundial de Qatar del 2022 estaban en ese punto dónde las oportunidades se reducían más y más y la esperanza seguía siendo lo último que se perdía.

En la selección peruana comandada por Ricardo Gareca, un Yoshimar Yotún permanecía atento ante todas las indicaciones, viniendo de un desempeño que subía y bajaba a veces de forma inevitable pero tenía que ser constante en la mejora.

Muy aparte, sus compañeros y amigos de la selección y de todos los clubes en los que ha estado, conocían la personalidad que tenía, por lo que en el proceso de aprendizaje siempre los apoyaba a todos y a veces se comportaba cómo una "Mamá Gallina".

Tal fue el mismo caso cuándo llegó Gianluca Lapadula, un Italo peruano.

Al comienzo fue un poco difícil su integración en el equipo nacional, era una noticia un poco mediática pues cada día que transcurría desde que se presentó, los noticieros tenían algún tema del cuál hablar y tener sus expectativas.

Lo que lo hacía complicado era el problema de comunicación verbal que tenía Gianluca con los demás, venía de su país natal hablando solamente italiano, una lengua casi similar al castellano, pero sólo en algunas cosas.

Había veces que no se le entendía, pero igual Yoshimar estuvo ahí para apoyarlo e intentar que se entienda con los demás.

No podía evitar notar que su presencia también llamó la atención de muchas personas en un diferente ámbito, algo que iba más a la atracción romántica y sexual. Un tema difícil de hablar si tu carrera profesional se vería perjudicada por mezclar el sentimiento más complicado en tu ambiente laboral.

Para Yoshimar, ese sentimiento no le era para nada complicado. Amaba a todos por igual, cómo hermanos, y luego pasando los años y recibiendo nuevos jugadores cómo hermanos menores.

Entonces fue en ese momento de su llegada, o quizás unas fechas después, en las que alguien de sus amigos más cercanos le confió un secreto:

Christian Cueva, se sentía muy atraído por Gianluca.

Una extraña atracción que le ocasionaba más curiosidad al no poder conocerlo por completo todavía, pero que el deseo a veces era más fuerte y no evitaba sentir algo parecido a la adrenalina cuándo terminaba de hablar de algo con Gianluca.

Yoshimar se quedaba en silencio, meditando la situación, y lo que podía hacer en sus manos era lo mismo de siempre: Dar consejos de amor y compañerismo.

-No te apures Cholo, la puedes cagar si actúas muy desesperado, además Gianluca también te aprecia, no tardará en llegar ese momento para ustedes.

Y así pasó, fue en un cumpleaños del equipo, el cumpleaños de Gallese.

Después de varias fechas y encuentros. Los muchachos pudieron conocer más a Gianluca e invitarlo a cada reunión que podían tener entre ellos.

Sólo bastó un descuido, en aquél lugar que era la casa del portero de la selección, cuándo el grupo se distrajo y dejó sólos a aquél dúo que guardaban secretillos.

Yoshimar olvidó su celular, coincidentemente, en una de las habitaciones dónde se estaban reuniendo los chicos antes de cambiar de lugar. Y fue ahí entonces en presenció por primera vez una escena muy particular y que daría mucho de qué hablar.

Christian Cueva y Gianluca Lapadula se encontraban besándose de forma muy apasionada estando sobre un sofá.

El jugador quedó muy atónito luego de ver aquello, y ese par de misteriosos se cayó de la impresión al suelo luego de notar su presencia.

-Yoshi, Yoshi... Questo non è quello che pensi, per favore non dirlo a nessuno!- (Esto no es lo que parece, por favor no se lo digas a nadie)

Gianluca estaba un poco bajo los efectos del alcohol, que se le estaba olvidando de hablar en castellano, o bueno, un poco de lo que ya había aprendido.

El testigo de aquél evento solamente no separaba los labios para decir algo mientras parpadeaba casi cada segundo para entenderlo mejor.

Encontró su celular sobre uno de los estantes, lo tomó y antes de irse les dijo.

-Sigan con lo suyo, nomás no se olviden de usar protección.-

Cerró la puerta con fuerza, luego soltó una carcajada y pudo respirar profundamente para volver a disfrutar de la reunión con los otros chicos.

¿Qué más podría hacer? Todos eran responsables de sus actos y nadie tendría por qué razón juzgarlos, igual tarde o temprano todos lo aceptarían.

Con respecto a su situación sentimental, lo intentó. Intentó algo con alguien a quién también conoció en este trabajo y vocación. Pero luego se dio cuenta de que se sentía mejor estando sólo, así que no duró demasiado sin estar soltero. Tal vez más adelante encontrará a alguien que valga la pena y su tiempo, pero mientras tanto, podría dedicar un poco de esto último ayudando a los otros que pasaban por las mismas situaciones o parecidas.

La polémica no tardó en llegar, y  después de la Copa América y algunas fechas de las Eliminatorias, los demás integrantes del equipo se enteraban de lo que pasaba entre Gianluca y Christian, y para su suerte, lo tomaron de buena manera pero les pedían ser discretos en público por lo menos.

Y así fue por un par de años, entre tantas fechas y convocatorias, Yoshimar se sentía feliz por ellos. Justamente después de ese acto de valentía, descubrió que en el grupo había más parejitas, qué también se animaban a confiar en Yoshimar y él sólo aceptaba escuchar sus historias pues el chisme podía más que todo.

Y entonces pasaron meses, sin tantas novedades. Hasta que llegó otra vez alguien nuevo y del extranjero. Oliver Sonne.

Yoshimar presentía que algo iba a pasar otra vez, con sus compañeros tan hormonales. Aunque le sorprendió a primera vista que quién le revelara algo al respecto fuera Luis Advincula.

Nunca lo había visto siendo un romanticón, sólo un bromista qué pensaba en cómo fastidiar a sus compañeros. Y todo el comienzo de esa travesía, le recordó lo que tuvo que presenciar años atrás. Extrañamente sentía un poco de alegría, tal vez porque ese amigo por el que nunca se le pasó por la cabeza, estaba siendo más sincero consigo mismo.

Y vió en Oliver, esa pizca de frescura que se necesitaba para que el grupo tuviera varios cambios, y que sean a favor.

Justamente llegó Noviembre del 2023. Una nueva fecha de partidos se acercaba, Gianluca regresó de una recuperación por lesión y ahora se encontraba entrenando con todo el equipo. Y un momento que podría llamarse icónico, era inmortalizado en una fotografía.

Gianluca Lapadula y Oliver Sonne entrenando juntos. Un antes y un después de que la historia en la selección cambiara notoriamente, dos generaciones juntas de extranjeros que jugaban por el país bicolor.

Yoshimar estaba cruzado de brazos, cómo si estuviera orgulloso. Y continuó entrenando con todos cómo debía ser.

El resto se lo dejaba a su querido amigo, Luis Advincula.

Tarde o temprano, el chocolate blanco y el chocolate negro iban a volverse uno sólo.

Look At Me; I Love You. | Luis Advincula × Oliver Sonne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora