N U E V E

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Entre música y bullicio, estaba Pedro en su bar de mala muerte. El dealer estaba en un sillón con la misma compañía de antes de mujeres. Pedro bebía y revisaba su celular cierto contenido no family friendly.

— ¿No se te antoja? —Pedro mostró el celular a la chica a su lado, que incomoda, tuvo que fingir una sonrisa y asentir. Pedro sonríe igual y cómoda un mechón de cabello de la chica.

Una de las chicas de las orillas se levantó algo sigilosa y al dar la espalda y caminar unos pasos, el chiflido reconocido de Pedro, la hizo detenerse.

— ¿A dónde vas, bombón? —dice Pedro.

— Voy al baño... —responde la chica cabizbaja y con el temor en su cuerpo.

— ¿Con el permiso de quién? —bebió Pedro.

— ¿Puedo ir al baño? —preguntó sumisa la chica, aun cabizbaja.

— Por irrespetuosa, te quedarás hasta que yo te diga —ordenó Pedro.

— Pero-

— ¡¿Me harás repetirlo?! —gritó Pedro. Las chicas se espantan. Y las personas de los alrededores observan ciertamente asustados por saber de quién se trataba— ¡Vuelve a hacerlo repetir!

La chica asustada y temerosa de su vida se sienta sin decir más y soportando las ganas de llorar. Pedro se levanta riendo.

— Ay, ya empezó el drama. Ven —ordenó Pedro, pero la chica solo resistió su llanto y no levantó ni la cabeza—. ¡Ven! —volvió a ordenar con demanda en su tono, a la par que tronó los dedos.

La chica se levantó, caminó hacia Pedro y se puso enfrente. Pedro le vació el contenido de su bebida en ella. La chica se sobresaltó. Pedro rio y tomó el mentón de la chica. El ambiente del lugar se había cortado, y los que bailaban o tomaban cerca de ese sofá, se comenzaron a alejar e incluso otros a irse.

— ¿Ya se te quitaron las ganas o quieres más agua fría en tu rico cuerpo? —acercó el rostro de la chica al suyo.

— Se me quitaron, señor —respondió temerosa.

— Eso es —sonrió Pedro y se acercó más para besar a la chica quien ya estaba arrugaba su rostro asustada.

Una mano jaló por la espalda la camisa de Pedro, alejándolo de su víctima. Pedro, al sentir el tirón, reaccionó defendiéndose y soltándose del agarre. Mira con todo el odio a la persona que lo jalo, encontrándose a un tipo robusto, con sus lentes oscuros y con gran barba.

— ¿¡Quién te crees idiota!? —Pedro llevó su mano al costado del pantalón, el cual tenía un revólver guardado en una funda.

— Wow, tío, sí que andas a tope —dijo una voz a lo lejos. Pero lo suficiente para que Pedro abriera los ojos nerviosos. Dicha persona lejana estaba en la barra y deja el vaso con la mitad de su bebida—. No dejáis disfrutar el ambiente a los demás.

— Ha... Señor, n-no sabía de su visita —habló Pedro tropezándose en su habla.

— He verdad que me gu'ta ser la sorpresa de' lugar —dijo la voz, por fin volteándose y mostrando quién era.

— Señor Juan...

— ¡Shh! ¡Eh! Illojuan, para ti, igualado —dijo Illo—. ¿Entonces, vas a desfundar o qué?

Pedro se dio cuenta de la pose de defensa que aún mantenía, toqueteando su arma. Una recarga de otra arma se escuchó y rápidamente, aquel robusto, se lo puso en la sien de Pedro. Una de las chicas gritó y se abrazaron entre ellas.

Delirio [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora