Greta, una joven italiana, decide huir de la Capital para refugiarse en Verona tras denunciar a su prometido por violencia.
Allí, en la nueva ciudad, ella intentará encontrarse a si misma nuevamente y tratar de procesar los últimos veintisiete años...
El cielo comenzaba a tornarse naranja y el sol a descender, el viento provocaba que mi cuerpo se estremeciera de frío. Alessia me colocó su abrigo encima de mis hombros. Normalmente era la que más desabrigada salía y yo la que necesitaba ropa extra.
Cuando llegamos a la florería Alessia se desató el cabello y se acerco a oler las flores de afuera y en un último intento de buena espía logré sacarle una foto capturando a la nueva modelo de mi ropa.
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Nos acomodamos en la casa, Alessia se cambió con algo más cómodo de su armario, yo me quite los zapatos para quedarme descalza y puse el agua a hervir para las pastas. De un momento a otro la pelirroja apareció por detrás y me empujó con delicadeza hasta el living.
—¿Qué sucede? Pronto tendremos que poner las pastas en el agua.— Mencione mientras reía. Ella me sentó en el sillón para luego tender una bolsa delante de mí.
—Abrela, es para tí.
Sin apartar la vista de sus ojos expectantes metí mi mano en la bolsa, saque lo que había dentro y baje la mirada para verlo.
—¿¡Cómo supiste!?.– pregunté emocionada.
—Te ví con el en la disquería.– dijo con una sonrisa.— Tal vez no sea tu álbum favorito de Lana del Rey pero espero te guste.
—¿Bromeas? ¡Lo amo!
Sin poder evitarlo salté del sillón para abrazarla por el cuello. De inmediato mis pulmones se llenaron de su característico y dulce perfume a cerezas.
La solté de mi agarre y Alessia se acercó a un mueble para destapar un tocadiscos, le pase el vinilo y lo colocó en la base.
—¿Qué canción desea su majestad?
—¿Sabes como poner una canción sin rayar el disco?
—Cuando lo sabes, lo sabes.
—Entonces el track 4.
Alessia se acerco al long play casi al punto de rozarlo con su cara, lo giro levemente y colocó la aguja sobre el.
Video Games de Lana del rey comenzó a sonar. Me acerque donde Alessia, la tome de la mano y di una pequeña vuelta sobre mi.
Alessia comprendió enseguida y comenzó a danzar junto a mi, posando su mano sobre mi cintura. Sus ojos transmitían un deseo sutil mientras nuestros cuerpos se movían al ritmo del vinilo girando. Cada contacto y cada mirada, era como un secreto compartido, una conexión que iba más allá de todo lo que hubiera imaginado hasta entonces.
Los suaves movimientos al ritmo del vinilo se volvieron un baile cautivador, cargado de emociones ocultas. La mano de Alessia en mi cintura parecía comunicar algo más profundo, algo que aún no había expresado explícitamente pero era correspondido.
