Greta
Desperté en mi cama con un suave aroma a cerezas de la noche anterior en mi almohada. Me aliste rápidamente tras ver al sol en lo alto.
Solía despertar temprano cuando sabía que debía hacer cosas, pero hoy no había nada planeado debido a que empezarían los preparativos para la celebración de mañana.
Una vez lista, me dirigí a la habitación de Alessia ya que ésta solía ser la hora en la que ella se despertaba. Tras tocar la puerta algunas veces decidí entreabrirla un poco para encontrarla dormida sobre los acolchados y con la ropa del día anterior.
Cerré la puerta y me acomodé en la cama cerca de ella, intentando no despertarla. La noche anterior me había acompañado a mi habitación a pedido mío pero luego se debió de ir.
Aunque imaginaba que al menos se cambiaría de ropa para dormir.
Alessia se movió para acurrucarse en mí y comencé a hacerle mimitos en su cabello. Pocos minutos después su voz se escuchó por lo bajo.
—Ya desperté.– murmuró aún adormilada.
—¿Estas bien? Veo que anoche decidiste cambiar de pijama.
El silenció se hizo presente nuevamente.
—¿Qué hora es?– dijo luego de un rato.
—No lo se. Tarde seguro, he estado como unos veinte minutos aquí.
—Deberíamos levantarnos.–murmuró mientras se estiraba y volteaba hacía mi para mirarme. Sus ojos lucían muy cansados.— ¿Alguna vez te dijeron lo hermosa que eres?
El calor subió por mis mejillas y me acerque para darle un pequeño beso.
—Buen día, ciliegia.
—Buen día, vainillita.
Ambas nos dispusimos a bajar a comer algo. Debía ser demasiado tarde porque al preguntar donde estaba mi familia Amanda me dijo que tras el almuerzo se dividieron en diferentes lugares. Nuevamente mis padres estaban ocupados con sus negocios y Magda salió a pasear con Chiara para que no viera demasiados detalles de su cumpleaños.
—Alessia...—murmuré tras terminar el almuerzo en completo silencio. Nos encontrábamos a solas en el pequeño comedor. — Dime que sucede.
—¿Qué sucede?– preguntó jugando con los pocos trozos de su comida en el plato.
—No lo sé. Estas extraña.
Aún si quisiera mentirme no podría, sus expresiones eran trasparentes y me era inevitable darme cuenta que aunque ella intentara ocultarlo, algo no estaba bien. Alessia levanto su vista hacia mi y en sus ojos cansados vi un destello de preocupación.
—¿Haz dormido algo?– pregunté.
—Si, me acosté tarde eso es todo.
Miré a ambos lados para revisar que no haya nadie muy cerca y pegué la vuelta a la mesa para sentarme sobre sus piernas. Alessia se alejo de la mesa y me sostuvo con sus brazos. Tras un momento, tomé su barbilla para mirarla fijamente.
—Se que hay algo mal y no me lo quieres decir. Tus ojos muestran las pocas horas de sueño y de que estas preocupada por algo. Si hay algo que yo pueda hacer solo quiero saberlo.
Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Yo mire nuevamente al rededor y al no ver a nadie cerca le di un rápido beso en los labios.
—Greta yo debo decirte algo...
De repente mi madre gritó unos cuantos salones más adelante. Alessia y yo nos miramos con asombro para luego a paso apresurado dirigirnos rápidamente de donde provenían los gritos.
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Todo lo que no sabía de mí 👀
Fiksi RemajaGreta, una joven italiana, decide huir de la Capital para refugiarse en Verona tras denunciar a su prometido por violencia. Allí, en la nueva ciudad, ella intentará encontrarse a si misma nuevamente y tratar de procesar los últimos veintisiete años...