Greta
Pasamos un hermoso día de playa. El sol estaba radiante, las olas tranquilas y Alessia feliz.
Comimos pizza, e incluso dormimos una breve siesta en la cálida arena. El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de colores vibrantes, marcando el final perfecto para nuestro día de playa.
Al llegar a la habitación, me duche para quitarme la sal y la arena que habíamos traído de la playa.
Mientras esperaba a que Alessia saliera de la ducha, tome de mi bolso el conjunto de lencería verde que había comprado en la capital cuando nos desencontramos.
Estaba muy segura de lo que quería hacer y no quería seguir viviendo ni un minuto más sin sentir el tacto de Alessia en mi piel.
Me senté en borde de la cama frente a la puerta del baño, de la cual pocos minutos después, la pelirroja salió ya abrigada, con el cabello húmedo y me observó
—Greta...
—Ven.
Se acercó lentamente hacía mi y una vez cerca tiré del cuello de su remera para acercarla a mi y darle un largo beso.
—Greta.–Susurró entre besos.
—Calla.
Tiré de ella con suavidad para recostarla en la cama sobre mi e intenté quitarle la campera que llevaba puesta.
—Quiero sentirte. Te quiero a ti, Alessia.– Susurré cerca de sus labios y ella me miró con intensidad.
—¿No quieres esperar?—murmuró con suavidad— Por lo que pasó ya sabes... tal vez necesitas sentirte más segura.
—Si necesito parar te avisare pero contigo...Contigo estoy muy segura.
Los ojos de Alessia se iluminaron y me tomó por sorpresa al sentir sus labios en los míos. El sabor a cereza me invadió nuevamente en un salvaje pero cariñoso beso.
Su campera aterrizo fuera de la cama y sus brazos me tomaron fuertemente para acomodarnos en el medio de la cama, yo ayude a quitarle el resto de la ropa mientras nuestros labios se disputaban en una guerra de sabores.
Las manos de Alessia recorrieron al completo el encaje que desprendió con facilidad de mi y se aventuraron en un recorrido por mi piel.
Sus labios continuaron un delicado viaje por mi cuello y clavículas para centrarse en mis pechos.
Lo intenso de cada caricia hacía que mi respiración se agitara, y su lengua exploraba con maestría cada rincón que me estremecía. En medio de la pasión, la confianza reinaba, pues sabía que Alessia estaba a mi lado cuidando cada momento.
Mis manos temblorosas intentaron desabrochar cuidadosamente su corpiño, pero Alessia, con una suavidad que solo ella poseía, tomó mis manos y las guio hacia arriba, dejándolas por encima de mi cabeza. —Hoy te consentiré, principessa.
Un largo beso selló sus palabras en mi piel antes de emprender un descenso tentador.
Sus manos se posaron sobre mi cadera y Alessia busco mi mirada, asentí en un gesto de aprobación. Sus extremidades bajaron llevándose con ellas la única prenda de encaje que quedaba en mi, dejándome completamente al descubierto.
Alessia se alejó brevemente para observarme, sus ojos llenos de brillo y deseo me recorrían de arriba a bajo y sentí como el calor subió por mis mejillas.
Alessia se acerco a mi nuevamente.
—¿Me permites?
Sus ojos se posaron sobre los míos con un destello de miedo. Tome su cara entre mis manos y asentí para luego besarla.
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Todo lo que no sabía de mí 👀
Roman pour AdolescentsGreta, una joven italiana, decide huir de la Capital para refugiarse en Verona tras denunciar a su prometido por violencia. Allí, en la nueva ciudad, ella intentará encontrarse a si misma nuevamente y tratar de procesar los últimos veintisiete años...