Part:20

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La noticia de la fuga de la Sultana Kosem sacudió profundamente al Sultán. Su reacción fue una compleja mezcla de decepción, preocupación y, sobre todo, una determinación inquebrantable de mantener la estabilidad del imperio.

El Sultán, sentado en su trono, recibió la noticia con un pesado silencio. Su mirada, que alguna vez irradiaba poder absoluto, ahora reflejaba la tormenta de emociones que agitaba su interior.

"¿Cómo ha podido suceder esto?" preguntó con voz grave. "¿Cómo es posible que la madre de mis nietos, la esposa de mi hijo, haya sido empujada a tal desesperación?"

El Gran Visir se inclinó, su rostro tan serio como la situación lo requería. "Mi señor, la Sultana Kosem se ha llevado a los príncipes Emir y Ziya. Se ha ido sin dejar rastro."

El Sultán se levantó, su figura imponente proyectando sombras a lo largo del salón del consejo. "Entonces debemos actuar," declaró. "No solo por el bien de mi hijo y nuestra familia, sino por el futuro del imperio. Debemos encontrar a la Sultana Kosem y asegurarnos de que ella y los niños estén a salvo."

Con un gesto de su mano, ordenó la búsqueda inmediata de Kosem y sus hijos, no con el deseo de castigar, sino con la esperanza de reconciliar y curar las heridas que habían dividido a su familia.

El Sultán comprendía que la armonía dentro de su familia era esencial para la paz del imperio. Su respuesta a la crisis reflejaba su sabiduría y su compromiso con el bienestar de su dinastía.

Un amor entre dinastíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora