La Hermosa y La Alpha Lalisa

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JENNIE

Respire profundamente mientras caminaba por el aeropuerto con el equipaje a cuestas. No conseguí calmarme por mucho que lo intentara.

Odiaba profundamente volar.

Y un vuelo a París era lo último que se me apetecía un día  antes de Nochebuena.
Pero mi madre me había rogado que fuera a pasar la fiestas con ella y su marido.

Sabía que me invitaba porque se sentía culpable.

Hacía más de cinco años que no vivía mi madre, parece que simplemente no apareció haberle afectado abandonarme cuando mi padre enfermó.

Sólo tardo un año en casarse y otro tener otro hijo. Se alejó completamente de mi padre y de mi actuando como si nunca hubiéramos existido.

Así que me molestó mucho que me invitara a verla precisamente ahora.

Pero no tenía nadie más. París era mi única opción si no quería pasar Navidad sola.

Pasar por el control de seguridad se más difícil de lo que pensaba, y encontré mi puerta de embarque. Pero incluso con todo esto viene fuerte, no puedo evitar sentirme incómoda.

Sólo había volado otras dos veces en mi vida, ambas por razones que me hubiera gustado evitar.

La primera vez fue para asistir al funeral de mi abuelo en Florida. La segunda para la boda de mi madre en París con un hombre que no conocía de nada un hombre cuando era mi padre

Por lo tanto, volar no sólo me parecía aterrador, sino que además siempre me llevaba a una situación que yo no decía sabía que este vuelo no sería diferente

Una vez en el avión, no pude evitar que me temblaban las manos. Una azafata me sonrió al pasar junto a ella, y al notar mi nerviosismo me hizo un gesto tranquilizador me esforcé por devolverle la sonrisa.

Cuándo por fin llegué a mi asiento en la parte trasera del avión, miré al hombre junto al que me sentaría durante las siguientes 11 horas.

Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo, deteniéndose un rato en mi pecho antes de encontrarse con mis ojos.

-vaya, hola-sonrío.

Muy bien fantástico. Voy a pasar las próximas 11 horas con un cerdo que me come con los ojos.

-Hola- murmure.

Ignorando al señor pervertido, recogí mi equipaje de mano y lo levanté para meterlo en el compartimiento superior.

Al notar que el gilipollas, que ahora me miraba con cierta dificultad, había puesto su maleta justo En el medio del compartimiento, resople, intentando moverla con una mano mientras me esforzaba por meter la mía al lado.

Cathy había conseguido meter mi equipaje cuando sentí que unas manos me rodeaban la cintura, Tocándome la piel desnuda del vientre por donde se me había subido de la camisa.

Pensando que era el señor pervertido, intenté apartarme de un salto pero me detuvo cuando las manos me rodearon y una chispas recorrieron todo mi cuerpo.

Gire la cabeza para ver quién había detrás de esa mano, y sentí como se me abrían los ojos como platos al verla.

Era impresionante.... Grande hasta el punto de aquí casi parecía cómico en nuestro pequeño avión sus músculos se tensan contra su camisa negra y sus vaqueros azules, claro indicio de que debía pasar mucho tiempo en el gimnasio.

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