Capitulo 3

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Jennie

Me desperté con la sensación de que me movían. Fui vagamente consciente de que alguien me desabrochaba el cinturón de seguridad y me levantaba. Abrí los ojos.

Lisa me había colocado en su regazo de forma que mis rodillas caían a ambos lados de su cuerpo.

Apoyo mi cabeza en su pecho y volvió a rodearme con sus brazos.

De repente recordé que estaba en un avión y mi ritmo cardiaco se aceleró. Intente inclinarme hacia atrás para mirar a Lisa, pero ella se limitó a apretarme con mas fuerza.

-No, no tan rápido, no vas a ir a ninguna parte-dijo Lisa con calma y me beso en la frente.
-Vuelve a dormir Jennie.

Y una ves más, me apague como una bombilla.

Soñé con unas manos que subían y bajaban por mi espalda y cintura, que jugaban con mi pelo, que acariciaban mis caderas. Soñé que me depositaban dulces besos en la oreja, en la nariz, en la frente.

Soñé con tocar fuegos artificiales con las manos y luego veía como subían y bajaban por mi cuerpo, explotando finalmente en mi pecho y dejando un cálido resplandor alrededor de mi corazón.

Pero sobre todo, soñé con unos ojos de color verde bosque.

Cuando me desperté por segunda vez, de lo único que fui consciente fue de lo cálida y tranquila que me sentía.

Me sentía tan....bien.

Me enterré más profundamente en su calor y me concentré en los pequeños fuegos artificiales que seguían recorriendo mi espalda. La sensación era increíble. Deje escapar un profundo suspiro.

Entonces, de repente, mi suspiro tuvo el eco de otra persona y sentí un beso en la frente. Abrí los ojos ¿Donde estoy?

Mire por encima de mi cuerpo y vi a Lisa. Tenía un brazo alrededor de mi, con su mano recorriendo mi espalda y jugando con mi pelo. En la otra mano tenía un teléfono móvil y estaba enviando un mensaje a alguien.

Tenía el ceño fruncido mientras se concentraba
¡Oh Dios mío! Estaba en su regazo.

Enderece la espalda. Y sus ojos se encontraron con los míos. Sonrió

-Buenos días preciosa.

Realmente tiene preferencia por los nombres de mascotas.

Me esforcé por alejarme de ella. Me agarro de las caderas.

-¿ A Dónde crees que vas?

Me pareció recordar que me había sentado en su regazo. Lo fulmine con la mirada.

-¿ Por qué estoy en tu regazo?
-Seguías moviéndote hacia mi mientras dormías, intentando poner tu cara en mi cuello y gimiendo.- Se encogió de hombros-  Así que, cuando se apago la señal del cinturón de seguridad, te puse donde querías estar.

Sentí que la sangre abandonaba mi cara al imaginarme arrastrándome hacia el en sueños; luego me volvió a subir inmediatamente a las mejillas al recordar sus labios en mi cuello.

-No es que me importe-dijo, intuyendo donde iban mis pensamientos.

Sonrió

¡Vaya sonrisa de suficiencia!

Me burle y trate de apartar sus manos de mi para volver a mi asiento.

-Puedes quedarte aquí. De verdad. No importa.-dijo.
-No, de verdad. Si importa- repisé, escapando por fin de su apretón visceral. Deje escapar un suspiro de alivio mientras me deslizaba hacia mi propio asiento. Estaba más que avergonzada.

¿Por qué tengo que ser tan rara delante de la primera chica que me atrae en años?

-Lo siento. Normalmente tengo limites personales. No se que me pasa hoy.

Se limitó a decirme que no era para tanto.

-¿Cuánto tiempo estuve dormida?
-Unas ocho horas-dijo, mirando su reloj.
-¿Estuve dormida durante ocho horas?-ahogué un grito.

Asintió con la cabeza, y una sonrisa apareció en su rostro.

-¿Me dejaste dormir sobre ti durante ocho horas?-pregunte, totalmente avergonzada y mortificada. Asintió de nuevo-¡Ay Dios mío!- me tape la cara
- Si sirve de algo- dijo - yo también me dormí un rato. Fue el mejor sueño de mi vida.

Mire su cara sonriente y entrecerré los ojos.

-¿Sabes? Cuando cambiaste de asiento con el tipo que debía que estar a mi lado,me sentí realmente aliviada.
Pero tal ves hubiera sido mejor sentarse al lado del pervertido que me miraba las tetas. Tal vez no me hubiera arrastrado a su regazo mientras dormía.

Se suponía que era una broma desenfadada, pero cuando mire a Lisa, me di cuenta que no se lo había tomado así.

Sus ojos volvieron a ser negros, tenía la mandíbula apretada y las venas sobresaliendo de su cuello y frente. Parecía una asesina.

-Dios mío. ¿Estas bien?.

No respondió. En lugar de eso, cerró los ojos se agarro con fuerza a los laterales de su asiento y respiro profundamente.

Empecé a preocuparme. No estaba segura de lo que estaba pasando, pero, por alguna razón, quería que Lisa estuviera bien. Quería consolarla.

-¿Puedo hacer algo?

No dijo nada

-¿Lalisa?- intente de nuevo

Cuando dije su nombre, sus ojos se clavaron en los mios y su negrura me sorprendió. Un estruendo resonó de lo más profundo de su pecho mientras me agarraba por la nuca y acercaba mi cara a la suya.

Apretó su nariz contra mi cuello, y aspiró profundamente mientras todo su cuerpo temblaba.

-Me encanta que digas mi nombre- le oi decir. Su voz sonaba  ahora más grave, más áspera, nada que ver con la ternura que había sonado antes.

Se inclinó hacia atrás y me miró profundamente a los ojos. Sabía que debía asustarme por lo negro que estaban sus ojos. Parecía poseído.

Pero por algún motivo me gustaban sus ojos negros casi como los verdes.

- Quédate aquí, no te muevas.- dijo sombríamente.

Asentí con la cabeza,no queriendo contradecir sus órdenes mientras tenía un aspecto tan mortífero.

Le vi levantarse y ir a la parte delantera del avión, y atravesar la pequeña puerta que conducía a la sección de primera clase

Me incline sobre mi asiento. Tal vez solo tiene que ir al baño...

Pero entonces escuche a la gente gritar, y la azafata corrió por el pasillo. Los pasajeros se levantaron de su asiento.

Yo también me levante de un salto, y corrí a la sección de primera clase, queriendo ver que era todo ese alboroto.

Cuando entre, la escena que tenía delante hizo que el corazón me dejara de latir.

Lisa sostenía al señor pervertido en el aire, sujetado  por el cuello.

¿Intenta matarlo? Había gente rodeándola, intentando llamar su atención, tirando de ella para que dejara de estrangular al señor pervertido.

Pero Lisa no se movía. Estaba como una estatua.

Intentaba matarlo.

La Hermosa y La Alpha LalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora