Capitulo 10

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Jennie

-Bueno...probablemente debería....-Lisa empezó hablar de forma vacilante-.
Supongo que empezaré por mis ojos.

Asentí con la cabeza, instándole a seguir.

- Mis ojos se vuelven negros cuando pierdo el control. Y normalmente tiene que ver contigo.

-¿Conmigo?¿Qué quieres decir?

Se lamió los labios.

-Normalmente tengo un control increíble. De hecho, no he perdido el control en años. No desde la pubertad. Pero desde que llegaste a mi vida, las cosas han cambiado. Tú haces que afloren mis emociones más fuertes.

- ¿Qué quieres decir?- pregunté

- Suele provenir de dos emociones. Una es la ira. Cuando descubrí que ese hombre del avión te estaba acosando....

-No estaba acosándome- interrumpí-Lo único que había hecho era...

Las manos de Lisa agarraron mis caderas con más fuerza.

-Jennie, no digas ni una palabra más. No quieres discutir conmigo sobre este asunto. La protección y posesividad que siento por ti son abrumadoras.

Empecé a encogerme, porque no me gustaron sus palabras.

- ¿Cuál es la otra emoción?- susurre

Se llevó los dedos a las sienes, masajeándolas un momento, y luego me miro con expresión de dolor.

- Es cuando.... Bueno, sucede cuando yo.... Cuando yo...

- Sucede cuando está excitada. Cuando se siente un poco juguetona. Cuando quiere poner su polla en tu...

- ¡Rosé, ya basta!- interrumpió la voz atronadora de Lisa.

Rosé estaba ahora al pie de la escalera, sonriendo ampliamente hacia nosotras. Se encogió de hombros.

- Solo trato de ponértelo más fácil, Alpha.

Lisa gruñó mientras yo me escabullía rápidamente de su regazo, intentado poner la mayor distancia entre nosotros.

-¿Es eso cierto?- pregunté cuando teníamos la mesa entre los dos -Tus ojos se vuelven negros cuando te enfadas o cuando...

-Si, cuando me siento atraída por ti. Ojalá Rosé lo hubiera dicho con palabras más bonitas, pero lo que dice es cierto.

- Entiendo porque se vuelven negros pero...¿Cómo es posible? Esto es una locura.- sacudí la cansé

Lisa se puso de pie y cruzó los brazos sobre su pecho. No dijo nada. No creo que le gustara que la llamaran loca.

-¿Porque estoy aquí?¿Qué quieres de mi?-deje escapar un suspiro tembloroso

-Jennie- exhaló, sus hombros se hundieron mientras me observaba - ojalá pudiera quitarte el miedo

- Tu eres la causa de mi miedo- escupí sin estar totalmente convencida de mis propias palabras.

El dolor brillo en sus ojos y luego un gruñido profundo broto de su pecho.

-¿Puedo ir a casa? ¿Por favor?- di otro paso atrás- ¿Me dejas ir?

-No- si voz fue tajante sin dejar lugar a discusiones.- No te voy a dejar ir. Eres mía.

-¡No soy tuya, no soy de nadie más que de mi misma!

Observe cómo sus ojos se oscurecían lentamente. Sabía que esta vez no era por la lujuria. No podía serlo.

Y si lo que me había dicho era cierto sus ojos se volvían negros de ....ira.

- Tus ojos...-dije

- Le has molestado- explico Rosé, acercándose a nosotras - No le gusta que niegues su posesión.

-¡Pero yo no soy su posesión!- grité tercamente

El pecho de Lisa empezó a agitarse y todo su cuerpo se estremeció

Me aleje un paso más de ella, con la espalda pegada a la isla de la cocina

- Luna, no digas ni una palabra más- dijo Rosé - Su lobo se está alterando mucho

-¿Su lobo?

Lisa dejó escapar otro gruñido sordo.

Rosé miro a Lisa y asintió
- Eso es algo que le gustaría explicarte ella misma, Luna.

Sacudí la cabeza

- ¿Explicar qué? No lo entiendo ¡Y deja de llamarme Luna, me llamo Jennie!

Lisa comenzó a llenarse de ira, moviendo la cabeza como si tuviera el cuello dislocado

Rosé se volvió hacia mi. Debí parecer completamente aterrorizada porque su expresión se suavizo, como si intentara no asustarme.

-Deberías tocarla, tienes que calmarla-dijo

-¡No voy hacerlo! ¡No voy a tocar a esa lunática!

Escuche un chasquido y mis ojos se dirigieron a Lisa

Su rostro se arrugó en una expresión de dolor mientras su cuerpo convulsionaba hacia adelante.

Se agachó, y sus omoplatos se levantaron, sobresaliendo hacia arriba mientras su caja torácica se rompía y empujaba contra la piel por el otro lado de su cuerpo.

Un pelaje oscuro brotó de sus brazos, cuello y aulló de dolor.

Grité mientras ella se agachaba en el suelo, viendo como su cuerpo se transformaba en otro ser.

En mi estado de completo shock y terror, busque frenéticamente una salida de la cocina al darme cuenta de que el cuerpo  de Lisa estaba bloqueando tanto la puerta principal como la ventana que da a la escalera contra incendios.

Corrí hacia Rosé y lo agarre por los hombros.

-¡Rosé, tenemos que salir de aquí! ¡Por favor! ¡Tenemos que correr!

-No puedes tocarme, Luna- dijo Rosé apartando mis manos mientras negaba- No le gustara ver que me tocas.

Vale así que oficialmente Lisa, es una causa perdida.

Volví a mirar lo que antes había sido Lisa justo a tiempo para ver como su nariz se alargaba y se volvía negra.

Ahora estaba a cuatro patas, con las orejas apuntando hacia arriba como las de un perro, y la mandíbula chasqueando hacia su recién puntiaguda nariz.

Su ropa estaba hecha añicos y todo su cuerpo había crecido hasta el doble de su tamaño normal.

Por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Rosé y yo no nos atrevimos a movernos, ni a ser ningún ruido. Contuve la respiración, pero mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en mi pecho. Y entonces la cosa que solía ser Lisa se movió.

Me miro y ahogué un grito.

Era un lobo enorme.

Lalisa..... Lisa.... Se había convertido en un lobo.

La Hermosa y La Alpha LalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora