Sergio Pérez
La cagué. ¿Por qué tuve que dejar que mi boca corriera así? Una noche lejos de mi padre, y ya estaba arruinando todo. Miré a Max por el rabillo del ojo. No había tocado el café que le preparé y su agarre en el volante estaba probando cuánto podía soportar el cuero.
"Max, estoy tan..."
"Si te disculpas de nuevo, debes saber que detendré este auto y arrojaré tu trasero en el maletero".
Mi boca se cerró de golpe y miré hacia adelante. No pude evitar querer corregir mi error, pero pedir perdón estaba fuera de discusión. No dejé pasar que Max cumpliera su amenaza.
Mordisqueé mi labio inferior mientras mi mente recorría cada retorcido camino de inquietud. ¿Qué pasa si se retracta de nuestro trato?
Durante todo el viaje, lo único en lo que pude pensar fue en cómo lo había estropeado. En cualquier momento, Max me golpearía o me dispararía. Los gánsteres disparan a la gente por menos, ¿verdad? Uf, que jodidamente estúpido.
"¡Ey!" Max chasqueó los dedos delante de mi cara y salté. Me golpeé la cabeza con la ventana mientras intentaba moverme. El cinturón de seguridad me ahogó y me quedé tosiendo y farfullando.
"¿Qué carajo te pasa?" -Preguntó Max.
Negué con la cabeza. "Nada." Mi voz salió como nada más que un silbido. Gemí internamente. Probablemente salí como un idiota mayor.
"Ya llegamos. Sal."
Miré a mi alrededor y miré el edificio de ladrillo confundido. Dijo la oficina, ¿verdad? Me había imaginado uno de esos enormes rascacielos. "¿Es esto un bar?"
"Hombre, nada se te escapa, ¿verdad?"
Está bien, todavía estaba enojado. Cerré la boca y lo seguí al interior del edificio. Dentro y encima sonaba música ligera y pude distinguir conversaciones. Algunas personas tenían que estar abajo.
Pasamos a un par de hombres y me apresuré a acercarme a Max. Me miraron como si no fuera más que un insecto. Agarré la parte trasera del traje de Max y él se detuvo. Los ojos Azules me taladraron.
Apreté más mi agarre antes de dejarlo ir. "No quiero perderme".
Max no dijo nada mientras se acercaba y me acercaba a él. Me estremecí cuando él apoyó su mano en mi espalda baja. Sus grandes manos. Los que me habían acariciado la polla.
El placer corrió por mis venas y fue directo a mi polla, haciéndola temblar dentro de mis pantalones. Su mano era como una vía intravenosa de necesidad que goteaba constantemente en mi cuerpo.
Respiré temblorosamente mientras intentaba pensar en cualquier cosa menos en estar dentro de Max. Una vez y ya quería más. Para ser justos, no se parecía a nada que hubiera experimentado jamás.
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[2] Paid In Full: [ Chestappen/Perstappen ]
RandomEstoy acostumbrado a que mi vida sea una locura. ¿Una familia de imbéciles, encerrados y algunos tornillos sueltos? Sí, cualquiera se volvería loco. (No es que lo sea. Soy diferente, eso es todo). Mis hermanos dicen que soy el canónigo libre de la f...