❄️┈❛: 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚘 𝙻𝚘𝚘𝚔

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Esa madrugada terminarían hablando de muchos temas como la música y que harán después de terminar los años en la universidad, nunca soltaron sus manos porque era una forma de apoyarse para compartir el mismo pensamiento y la forma de ver sus pasados con su familia. Los amaba pero no lo podían demostrar muy bien.

Casi se quedaban dormidos pero Meica abrió la puerta con cuidado para ver a su hermano aún mirando el techo. Llamo su atención y ambos se levantaron con tranquiliza, después de que Aquino supiera que la pequeña no es del todo hermana de Duxo ahora lo amaría sin importar que otros secretos esconde, eso era un acto de amor, él pensaba así.

—¿Que paso Meica? — susurró el azabache para cargar a su hermana y darle un beso en su frente.

—Tengo mucho sueño...¿puedes cantarme una canción para irme a dormir?

El azabache asintió con la cabeza y la llevo hasta su habitación, acomodando su cama en compañía de su peluche en forma de osito. La coloco en su cama para comenzar a cantarle, la pequeña estaba tan cansada que al primer minutos se quedó dormida abrazando su peluche.

Aquino sonrió al ver la escena de los hermanos que mejor los dejo solos esperando en el pasillo, recargandose en este mismo y esperar al contrario. Miraba las fotos que estaban en la pared y notando que Duxo también se había ambientado sin una madre desde temprana edad.

—Bueno, Meica ya se durmió.

—Supongo que terminarás de celebrar la navidad con tu papá y tía, yo me tengo que retirar.

—Pero...

—Tranquilo Duxo, en esta madrugada aprendí muchas cosas de ti y eso me pone contento. Lo que resta de vacaciones te mandaré mensaje como practicare para la banda.

Duxo se quedaría con algunas palabras en su boca por no lograr convencer de que se quedará un rato más y conocer lo que era su familia pero si él tenía otros pendientes entonces podía entenderlo. Los dos terminaron envolviendose en un abrazo con fuerza.

Olían los perfumes que tenía ambos mezclándose y otro que un agarre fuerte de no quererse soltar más de lo debido, Aquino aún no quería rendirse para gustarle al chico que por un pequeño tropiezo cruzaron en su camino.

El padre de Duxo los miraba desde lejos y con una pequeña sonrisa sabía lo que pasaba en esos dos jóvenes, eran totalmente diferentes pero tenían las mismas intenciones de amarse infinitamente. Tenía recuerdo de como era su juventud y conoció su primer amor que no fue su ex esposa, fue otra chica quien encanto su corazón pero azares del destino los tuvo que separar.

Los dos se acompañaron hasta la salida de casa y viendo que la nieve seguía cayendo, adornando algunos puntos blancos en cada cabeza. Aquino abandono la residencia despidiéndose de otro cálido abrazo pero un chico tomo su brazo y verlo unos segundos más.

—Cuidate mucho.

Un beso se hizo esperar en la mejilla del mayor sintiendo como acaba de besar esa piel canela, su reacción lo hizo que su piel se erize tanto y que sus mejillas ahora tomaron un color rojizo fuerte.

El ojivioleta se dio la vuelta entrando a casa no sin antes de ver de reojo a su compañero que se había quedado estático y viendo si quería pasar a casa. Con una pequeña risa entro y cerro la puerta con cuidado.

Aquino estaba muy enamorado de él y si quería aprender amar debía hacerlo para no lastimar los sentimientos de ese chico inteligente que gracias a él por fin pudo pasar la materia como tener una oportunidad en el mundo de la música.

Se iría caminando feliz a su auto no sin antes de encontrarse con una persona que al parecer no venía de muy buena manera.

—¡Ay hola Aquino! ¡Cuánto tiempo sin vernos! — era su última ex, Lisa.

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