En un mundo dividido entre la magia y la tecnología, Emma, hija de un duque y una princesa, se ve atrapada en un baile de máscaras entre la corona, el deber y el amor.
Emma nunca esperó verse envuelta en juegos y conflictos diplomáticos entre reino...
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Amigos y enemigos .
¿Qué podría salir mal?
Todo, en realidad. Era una mala idea, una pésima idea. En cuanto llegué, Dayan se encargó de alejar a todas las chicas de mí. No tenía idea de qué les había dicho, pero ninguna quiso acercarse a platicar.
Estela, aunque regularmente asistía a este tipo de fiestas, no pudo venir pues ella y sus padres viajaron a Packery por trabajo. Así que estaba sola. James no había llegado aún y no tenía ni idea de cómo funcionaban estas fiestas.
Caminé un poco por el lugar intentando encontrar algún rincón seguro donde nadie me mirara. En todos lados había mucha gente que me miraba extrañados; tal vez ni siquiera sabían quién era. Mi respiración se volvió irregular, ya no quería estar ahí. Era patética, ni siquiera podía con una simple fiesta. La entrada a un balcón me alivió, salí disparada hacia allí para poder respirar de nuevo. Había una chica apoyada en el balcón, pero prefería lidiar con su presencia que con las personas afuera.
Un silencio incómodo reinó en el lugar mientras intentaba calmar mis nervios. Sobé nerviosa mis hombros intentando calmarme. Después de unos segundos logré regular mi respiración y calmarme un poco.
-¿Escapando también? -preguntó la chica apoyada al lado. Tal vez mi presencia la había incomodado y intentaba romper el hielo.
-Digamos que la combinación de yo y mucha gente mirándome no es la mejor combinación -comenté, volteando a ver con más detenimiento a la chica de la que apenas había logrado ver su silueta al llegar.
Su blanco, largo y lacio cabello era lo que más llamaba la atención, mientras que sus ojos azules también se llevaban una cuarta parte de la atención. Sus ojos y vestido combinaban a la perfección con su vestido azul claro, este tenía adornos bordados que simulaban flores y no tenía mangas, lo que supuse debía hacerla más llamativa.
-Lindo pelo -comenté sin poder reprimir aquel comentario.
-Gracias, es natural -respondió, tocándolo para acomodarlo-. Muchos de aquí me ven raro por mi pelo, me alegra que te guste.
-Es inusual ver algo así por aquí, pero no se puede negar que tu cabello es precioso. Además, la gente juzga muy rápido, no te preocupes, son así con todos. ¿Eres de fuera? -pregunté para romper el hielo.
-Sí, soy de Woldrive.
-Dicen que es impresionante su reino. Nunca he tenido el placer de ir, pero me maravilla el hecho de que allí hay magia que no es magia, ¿cierto? -pregunté emocionada.
La chica me miró como alguien que ve a un corderito perdido en un sembradío. Me sonrió con ternura y respondió.
-Sí, se llama tecnología -corrigió gentilmente-. Deberías visitar Woldrive, hay muchas cosas que podrías conocer y que seguro te sorprenderían.