Día 43: Bailando entre tus manos

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Entre las palmas de tus manos, bailo al ritmo que marcas, mientras tus ojos brillan como faroles, iluminando la pista en la que me desenvuelvo felizmente

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Entre las palmas de tus manos, bailo al ritmo que marcas, mientras tus ojos brillan como faroles, iluminando la pista en la que me desenvuelvo felizmente. Tu corazón sigue el compás de nuestra danza, y esos faroles son indispensables para que no dejen de iluminar el hermoso espacio que ocupo entre tus manos.


Desde el momento en que decides que no hay nadie como yo, en el que aceptas que nadie enciende tu alma como lo hacen mis movimientos, soy tuyo por completo.

Quiero que sepas que tus ojos no solo alumbran, sino que iluminan. Espero que no sea tarde cuando descifres este mensaje, y espero seguir bailando incansablemente solo para ti. Tú has decidido ver más allá de mi piel, de mis pupilas y de mi pecho que se llena de orgullo al estar frente a ti, entre esas manos que conocen el dolor más que cualquier otro corazón.

Bailo para ti porque me conoces de una manera en la que nada puede estar oculto. Estoy presente en el rincón de la mesita de noche, entre los libros de la biblioteca y en las manos en las que has depositado tu confianza. Soy tuyo desde el primer intento de hacer tuyas estas palabras, que de alguna manera te pertenecen como las estrellas al cielo, como el pez al agua y como yo a tus manos.

Bailo para ti porque has elegido la forma más hermosa de adentrarte en las paredes misteriosas y hermosas de mi cuerpo. Has decidido hacerme tuyo de la manera más sublime que nadie más ha intentado: leyéndome.

Bailo para ti, porque tus ojos no solo alumbran, sino que iluminan.

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