No ha sido fácil sobrevivir en tu ausencia. Tenías tanto de mí, pero paradójicamente sabías poco de mí. Tenías a la luna como aliada, que ahora en tu ausencia solo sabe gritarme tu nombre. Y si cierro la puerta detrás de mí, intentando evadirla, sé que está afuera gritando tu nombre, porque ni los techos ni las paredes pueden contener su poder sobrehumano.
Algún día amarás tanto como yo y quizás tendrás la capacidad de entender por qué mis manos no se cansan de escribirte cartas que jamás leerás. Algún día tendrás miedo de escuchar tu nombre, porque el dolor se instalará automáticamente en tu cuerpo, en tu alma y en tu mente.
El invierno está por llegar. El frío que calaba hasta hacerme doler los huesos no era causado por él, sino por ti y tus recuerdos. ¿Sabes cómo me siento hoy? Las decisiones que tomé hasta ayer me parecían acertadas, pero ahora que no estás, me cuestiono: ¿Qué debí hacer para que te quedaras? ¿Elegí mal mis chistes en nuestras salidas nocturnas? ¿Elegí mal mi atuendo? Pero la angustia se apodera de mí cuando me hago una pregunta: ¿O tal vez no era yo?
Siempre quise ser yo, estar en tus pensamientos y que fuera a mí a quien desearas escribir cada vez que tu corazón doliera, con la certeza de que mi compañía podría contrarrestar ese dolor y todo lo demás. Aún guardo la esperanza de que un día llegue tu mensaje, de que las noches en soledad te hayan hecho darte cuenta de que, aunque no soy perfecto, aún puedo mejorar por ti.
Porque sé que no soy lo que mereces, porque estoy seguro de que tú mereces más de lo que mis ideales y yo podemos ofrecerte. Mi sonrisa quizás no sea la mejor, mis ojos pueden no tener el brillo que tanto te gusta, y mis manos pueden no transmitirte la calidez que esperas, pero sé que todo eso es relativo... porque mi alma sonríe al verte llegar, y que mis ojos brillan más que el sol cuando me imagino a tu lado, y que mis manos arden al tocar un centímetro de tu piel.
El invierno está por llegar y el frío en mi corazón no era causado por él, sino por ti y tu desamor... eras tú quien, más que no querer, no podía amarme. Una incapacidad que llevas contigo desde que naciste, y qué puedo hacer yo más que aceptar, simplemente aceptar.
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Samuel David Alania
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INSTANTES DE TINTA
PoésieEn 'Instantes de Tinta', cada página es un lienzo donde los pensamientos se entrelazan con la tinta para dar vida a emociones y experiencias cotidianas. A través de versos efímeros y metáforas vibrantes, este poemario te invita a sumergirte en un mu...