Autor: Anonymus
Ship: Quackhalo
Descripción de la obra:
¿Por qué es tan adictivo ser amigo beneficioso de tu compañero de cuarto? Desearnos unos a otros es inevitable.
Compartir piso con alguien no suele ser fácil. Mucho menos si no conoces de nada a esa persona.
Hábitos, horarios, gastos compartidos... muchas cosas que cambiar, o a las que ambas partes deben acostumbrarse. No es una tarea fácil.
Y eso lo tenía claro Quackity y Badboyhalo, quienes compartían un bonito pero pequeño apartamento.
Si bien el más joven no era un tornado desastroso, su personalidad era algo que arruinaba la mente del mayor con mucha facilidad. Y claro, su regla de no traer amigos para hacer "fiestas" al lugar, enloquecía al chico del gorro. Más aún la forma en que corrigía cada mala palabra que salía de su boca.
¿Por qué no se mudaron ni cambiaron de pareja?
Bueno, los chicos se tomaron el tiempo para adaptarse unos a otros, hasta que lo lograron. Y ese tiempo fueron 11 meses largos, y a la vez interesantes, donde aprendieron a convivir, hasta que nada los molestó y simplemente se reían recordando las muchas discusiones que tenían.
Todavía había algunas fricciones, pero nada que les causara suficiente ira como para querer irse.
¿Podrían considerarse amigos? Tal vez. En cualquier caso, ya se habían contado muchas cosas. Intereses, anécdotas, metas en su futuro.
Tenían charlas nocturnas en la cocina, cuando no podían dormir y no había nada más que hacer. Quackity quedó impresionado por el conocimiento sobre temas generales que el le contó durante esas largas horas. Y Bad agradeció que Quackity lo escuchara sin una sola queja. Todo mientras comía lo que Badboyhalo salía a comprar a las 10 de la noche, en cualquier lugar abierto las 24 horas.
Sí, Quackity también se había adaptado a ese extraño hábito del mayor.
Hoy en día incluso tenían turnos para cocinar. Querían compartir la misma comida y así evitar demasiados gastos.
O tal vez era simplemente porque todo le resultaba más familiar ahora que se llevaban bien.
Badboyhalo lo pensó con una sonrisa en los labios mientras servía su plato de cereal y le agregaba leche. De fondo sonaba una de sus canciones favoritas en su celular, con un volumen considerablemente bajo para no molestar a su compañero de cuarto.
Dejó el plato sobre la mesa y sacó otro para Quackity, sirviéndole la misma cantidad de cereal. Lo cual aprendió de la manera más difícil, cuando una vez Quackity le dio mucha importancia porque su plato estaba un poco más lleno que el suyo.