Quackity y Etoiles están de aventuras con Pomme y Pepito cuando surge el tema de los bebés. -¡Quiero un nuevo hermano!- coinciden Pomme y Pepito.
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No está seguro de cuándo surgió el tema, pero los niños estaban muy convencidos de querer un nuevo bebé, un hermano. -¡Por favor papá, un bebé sería tan lindo! - Pomme le hizo señas a Etoiles tratando de que aceptara. "Pomme, ¿sabes cómo tener un bebé?"
El hombre de cabello blanco la mira, viéndola intentar inventar una respuesta. -¡Tienes que tener sexo! - exclamó Pepito. Sonríe a los tres que lo miran con miradas confusas. "Pepito, ¿quién te dijo eso?" Quackity se pone a su nivel. -Papá Roier me lo dijo - el niño le sonríe a su padre.
—Tal vez sea hora de ir a casa. Ya casi es de noche —el agarra el hombro del pato—. Sí, creo que es hora de ir a la cama, ¡vamos a dormir! Quackity espera a que Pepito se teletransporte para poder hacerlo él también. —Voy a acostar a Pepito. ¿Te veo en tu casa después? —le dice Quackity al mayor. Etoiles asiente con la cabeza y se teletransporta con la pequeña dragona.
...
Quackity se teletransporta a la casa de su amigo y ve el agujero en el suelo que conduce a su "puerta de entrada". El pato se acerca a la puerta dorada y la golpea con mano firme. La puerta se abre con facilidad. "¿Hola? ¿Etoiles? ¡Estoy aquí!". El pato entra en la habitación y baja las escaleras, gritando periódicamente al hombre.
“¡Hola!”, el hombre de cabello blanco se acerca sigilosamente lo que hace que este grite. “¡Hijo de puta!”, grita. “¿Qué carajo, hombre?”
Quackity se gira para mirar al hombre de cabello blanco. “¡Hola Quackity!” Etoiles simplemente le sonríe, admirando sus rasgos. Tiene cabello negro que siempre está cubierto con un gorro, sus ojos son de un amarillo dorado casi del mismo color que sus alas, tiene lunares esparcidos por su cara y tiene una cicatriz que va desde su labio inferior hasta arriba de su ceja.
“¡Hola Etoiles! ¿Estás escuchando?” Quackity agita su mano frente a la cara del hombre mayor. “¿Eh? ¿Qué dijiste?” Se ríe mientras la cara del pato muestra molestia.
—Estaba diciendo que era raro que los niños estuvieran tan intrigados por tener un hermano —dice Q, mirando a los ojos del hombre mayor por un momento. Se sonroja y aparta la mirada rápidamente—. No sé, ¿quizás Roier dijo algo? —sonríe al ver la cara del pato que se vuelve roja—. Pero... —Etoiles lo interrumpe—. ¿Necesitas comida o bebida? —pregunta, caminando hacia su cocina.
—No, no lo necesito —Quackity sigue al mayor. El se dirige a un cofre para agarrar algo para comer—. ¡Toma! —Etoiles le ofrece una hogaza de pan—. ¿Gracias? ¿Por qué me diste esto? Quackity está confundido por sus acciones. — Por si quieres comer —le sonríe a la pelinegro.
