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Según Schlatt, se supone que las hormonas de crecimiento ayudan a que Quackity sea una vaca aún mejor.
Por supuesto, no son esas las palabras que utiliza. Quackity es la mejor vaca que tiene Schlatt, y es mejor que cualquier otra vaca en las ferias y exposiciones a las que asisten. Es bonita, por ejemplo, con rasgos suaves, orejas suaves y un pecho suave, todo en él lo suficientemente perfecto para que los jueces le echen un vistazo y le den el premio. Produce la mayor cantidad de leche y tiene la más alta calidad, y cuando Schlatt mueve el rebaño y los pone en sus establos para pasar la noche, Quackity escucha todo lo que les dice que hagan.
Lo que Schlatt realmente dice, cuando comienza a agregar las hormonas a su comida, es que ayudará a Quackity a producir aún más leche, aún más rápido.
No es diferente de las vitaminas que Schlatt añade a su comida para mantener su pelo brillante y sano, o de los aceites de olor dulce que Schlatt lo cepilla en el pelo de la cabeza y en el mechón de la cola para mantenerlo liso. Es algo que tiene como objetivo hacer que Quackity sea aún mejor, de una manera que hará que su granjero lo ame aún más, por lo que está feliz de hacerlo.
Quackity es menos feliz cuando las hormonas finalmente comienzan a trabajar.
Al principio, el proceso es lento y lo suficientemente sutil como para que él apenas lo note. Día tras día, cuando Schlatt lo saca de su establo y lo conecta a la máquina que lo ordeña, Quackity se da cuenta de que cada vez tarda un poco más en terminar. Los segundos pasan, lentos pero seguros, lo suficiente como para que, cuando Schlatt finalmente lo desenganche, haya una diferencia visible en la cantidad de leche que está dando. La primera vez que Quackity le da a Schlatt más leche de la que jamás ha obtenido de ninguna de sus otras vacas (incluso de las de cría, que siempre han producido más leche que Quackity), su granjero le canta mientras lo desengancha de la máquina, acariciando las orejas de Quackity y dejando que Quackity lama un pequeño terrón de azúcar de su palma como recompensa.
Cada vez que entra, Quackity le da a Schlatt más leche que nunca antes. Y cada vez que Quackity se va, sus piernas tiemblan tanto que le resulta difícil caminar.
A Quackity siempre le ha gustado que lo ordeñen. Es incómodo cuando sus pechos se llenan y pesan, cuando tiene que cruzar los brazos debajo del pecho para ayudar a soportar el peso mientras se mueve por la mañana. También le gusta por la forma en que Schlatt lo elogia por ello: la leche de Quackity es la mejor de la granja, y los quesos y cremas de Schlatt siempre son de mayor calidad cuando los obtiene de Quackity. Sin embargo, hay algo más en ello, algo que no es solo el alivio de la presión en su pecho que disminuye o la satisfacción de hacer feliz a su granjero.
