La mirada penetrante del duque se posa sobre mí, y siento cómo mi cuerpo se tensa al instante.
La conciencia de mi posición en esta sociedad, como una simple desconocida comprometida con el príncipe heredero, me embarga de inseguridad. Mis manos se entrelazan nerviosamente, buscando apoyo mientras intento mantener la compostura frente a su presencia.
Su atención de pronto se desplaza hacia Oliver, quien también se tensa, apenas perceptible para los demás, pero lo suficiente para que yo lo note.
El momento de tensión en la sala es palpable para todos los presentes.
Tengo la respiración atrapada en la garganta. Soy incapaz de encontrar las palabras adecuadas para romper el incómodo silencio. En este momento, desearía estar en cualquier otro lugar menos aquí.
El duque se aclara la garganta y con voz autoritaria, rompe el silencio —Ahora que todos están aquí, podemos iniciar con la reunión —declara con voz firme.
Con un gesto, nos invita a sentarnos en la mesa donde se encuentran todos los otros presentes. Mis piernas se mueven casi por instinto hacia el sitio indicado, pero mi mente sigue girando en círculos.
En medio de este dilema interno, mi atención se desvía hacia el asiento justo a nuestro lado, donde, para mi sorpresa, descubro quién está sentada allí.
La princesa Gabriella.
Su mirada desinteresada y distante solo me afirma que ella también ha sido obligada a asistir a esta reunión. ¿Será que también está involucrada de alguna manera en este acuerdo?
El duque Henri extiende su mano hacia mi padre con una sonrisa de cortesía que apenas logra ocultar la tensión en el ambiente —Malik Al-Rashid, un placer conocerte finalmente y recibirte en Luxemburgo.
—El placer es mío, Majestad— mi padre le devuelve el saludo con igual formalidad.
La incomodidad en su voz, apenas perceptible para los demás, pero no para mí, no pasa desapercibida. Al parecer, no está acostumbrado a tratar a alguien con tanto respeto. Normalmente, es él quien ejerce ese respeto sobre los demás.
El duque Henri sonríe antes de continuar.
—Como ya sabrá, Luxemburgo no cuenta con un ejército significativo. Nuestra principal preocupación radica en nuestra seguridad y la de nuestra gente. En un mundo lleno de incertidumbre, la defensa del país es fundamental, y en este momento nos encontramos en una posición vulnerable debido a nuestra falta de fuerzas militares.
Mi padre asiente con solemnidad —Vuestros consejeros me informaron sobre la situación actual del país, Majestad. Como bien sabe, el emirato Al-Nur es conocido por sus vastos recursos y su poder militar —comenta con respeto.
Mi padre parece haber olvidado todo el sufrimiento que la guerra y las fuerzas militares han causado en nuestro país. Es por ese preciso motivo que mi madre ya no está con nosotros.
El duque Henri asiente con seriedad ante las palabras de mi padre —Entonces, estoy seguro de que comprenderá la urgencia de este acuerdo para fortalecer nuestra posición.
Después de decir eso, su mirada atenta vuelve a posarse sobre nosotros. Con gesto solemne, revela el verdadero motivo detrás del compromiso.
—Este matrimonio no solo es un acto de unión entre dos familias —explica el duque Henri— Es la formalización de un acuerdo estratégico que beneficiará a ambas partes. Con la unión de nuestras fuerzas económicas y militares, Luxemburgo fortalecerá su seguridad y capacidad defensiva. A su vez, nuestro país brindará el apoyo necesario para recuperar el liderazgo de la familia Al-Rashid en el emirato Al-Nur.
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La Apuesta Real
Teen FictionSiendo la heredera de la dinastía Rashid, una de las más poderosas del Emirato Al-Nur, la vida de Layla ha sido moldeada según las decisiones de otros. Criada para servir y obedecer, no tiene más remedio que aceptar el matrimonio organizado por su...